Arcas

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Arcas

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Te cuento que una vez, circulase en los años 1600, en las grandes y extensas selvas de Venezuela, en aquel gran poblado; y como cualquier gran poblado, siempre tienden a consumir y necesitar cada vez más.

Se trata de una etnia indígena, muy poco conocida, quienes viven en paz en su diverso paisaje. Basta con decir que ni tan si quiera conocen físicamente a los españoles. Estos disfrutan cada día como si fuese el último. ¡Y vaya que lo disfrutan!, pues para ellos no hay nada más bueno que comer y comer. Y seamos sinceros ¿a quién no le gusta comer?

Pero eso nunca fue un problema.

Sin embargo, es notoria la envidia de los otros Caciques al escuchar tan asombrosa estabilidad. La de "la etnia escondida", y su Cacique lo reconoce.

Con el tiempo, los conquistadores se fueron expandiendo más y más, pero no al punto de descubrir a los escondidos. Y cada vez más habían infiltrados y traidores; lo peor del caso es que trabajan en común, o en ocasiones, son la misma persona.

Aun a mitad de Diciembre, toda la etnia se informa por medio de periódicos ambulantes (informantes). Quienes advierten sobre los soldados enemigos, pero finalizaban siempre con una gran noticia: Arcas; grandes e inmensos barcos que traerán armas y comida, esto por supuesto controlado por un conjunto de tribus; y robado de España.

Y ya con esto nadie daba importancia a los conquistadores, ni siquiera los más allegados al Cacique. Y este se pregunta muchas veces: ¿Por qué nadie está preocupado?, y para matar su curiosidad y preocupación decidió realizar una reunión.

Ya siendo año nuevo, plena celebración fue interrumpida por su anfitrión, toda la tribu "escondida" está observándole ahora mismo con admiración y respeto. El Cacique ordenó que todos se sienten, y con una voz muy fuerte comenzó a hablar.

Agradeció a quienes trajeron la primera Arca. Felicito a los niños que comienzan a prepararse para luchar. Pero allí se detuvo. Ofreció hacer caso a los informantes, y ofreció producir más. Y sin respeto alguno, toda la tribu comenzó a reírse a carcajadas.

La gente murmulló, pero no lo suficiente como para que el Cacique logre oírles, decían: ¿Qué necesidad tienen los niños de luchar, si no tenemos enemigos?, o ¿para qué producir más si ya con esto nos basta y sobra?

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Este Cacique se enfureció rápidamente, quizá no por la risa de su tribu, sino porque veía en ellos una muy rotunda ignorancia.

Y en los días siguientes este Cacique ordenó que sembraran más. Pero la tribu desobedecía; siempre con las Arcas simulaban la cosecha o producción, e inclusive tuvieron que cambiar muchas de las armas por alimentos.

Las otras tribus elogiaron a estos comerciantes, ya que en momentos de guerra, las armas no eran suficientes. Y para ellos una frase de sus clientes comerciantes les dejo perplejo: "Es preferible saber que vamos a vivir y poder comer a que irse a comer sin saber si vamos a vivir". Pero esta reflexión duro el mismo tiempo que duro el intercambio.

Se podría decir que el Cacique desde entonces vivió cegado a la realidad de su tribu, creyendo tener lo ordenado, inclusive sus manos derechas, fueron sobornados. Así que ante sus ojos y el de los demos ellos creían estar bien.

-La comida no escasea y tenemos las armas necesarias para vivir noventa y un años.

Y el Cacique se creyó estos cuentos. Pues, tales palabras provienen de quienes confía.

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⏰ Última actualización: Aug 31, 2016 ⏰

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