Capítulo único

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El profesor no había parado de hablar en toda la clase, haciendo que la mayoría de los alumnos presentes se encuentren o dormidos, o mirando a ningún lugar en concreto, o simplemente como "inexistentes". Sin embargo, entre toda esa multitud de estudiantes, solo algunos mantenían su cabeza arriba y oían todo lo que aquel señor decía. Uno de ellos era Jack.

El muchacho tampoco sobresalía del promedio, pero sí que quería y tenía ganas de aprender. Aquella mañana se había tomado cinco cafés al saber que la primera clase del día sería con aquel tipo, y de ahí salía su gran capacidad de atención que ya estaba un poco al límite de lo que soportaba, pero podía manejarlo. Solo debía esperar a que el hombre termine la explicación y sería finalmente libre.

Pensar de esa manera era fácil, pero aquellas múltiples tazas energizantes le estaban pasando cuenta en su vejiga.

«Vamos, solo aguanta un poco más » se daba alientos, poniendo los músculos de sus piernas tensos y apretando fuertemente los puños arriba del escritorio. Debía seguir tomando apuntes porque todo lo que decía aquel viejo estaría en una evaluación de seguro, en la que la mayoría de los presentes desaprobaría, pero él no estaba dispuesto a tener una mala calificación. Quería mostrar su verdadero potencial, impresionando a ese arrogante profesor.

Tarea difícil cuando lo único en lo que piensas es ir al baño.

Comenzó a mirar a su alrededor, buscando alguna distracción que le permitiera dispersarse.

Una botella de agua. Una persona bebiendo de ella. El profesor no paraba de hablar.

Todo era un mal combo para el pobre Jack. Si no hacía algo, iba a mojarse los pantalones.

Era o perderse la explicación o pasar la mayor vergüenza de su vida. La balanza se ponía a favor de perderse la explicación evidentemente.

Podía retirarse del aula en cualquier momento, porque a diferencia de sus días en secundaria, nadie le diría nada. Se puso de pie, captando la mirada de algunos de sus compañeros cercanos. Comenzó a descender entre los pupitres, sonriéndole tímidamente a todo aquel por el que pasaba al lado.

Ya cerca de la salida, alguien llamó su atención.

—Joven, ¿le aburre mi clase? —oyó a sus espaldas. Era el arrogante profesor, que le decía "joven" por el hecho de no saber siquiera su nombre.

—No... Señor. Tengo una urgencia —contestó poniéndose de frente a él, con las piernas muy juntas. Parecía un soldadito de plástico rígido, en parte por lo que ya saben, con un plus de que nunca pensaría que el profesor le hablaría de esa manera frente a toda la clase.

El viejo lo analizo un momento con cierta superioridad. Todos estaban en silencio, expectantes por ver lo que iba a ocurrir. La frente del irlandés comenzó a sudar.

—Bien. Vete —dijo finalmente el hombre, restándole importancia.

Jack de todas maneras le agradeció, sin la mínima intención de dejarlo en ridículo. Solo quería ir al baño de una buena vez y vaciar su vejiga. Los nervios por lo que había acabado de ocurrir solo hicieron que la situación se le descontrole un poco más, pero estaba cerca de su meta así que pensar en la liberación final le daba la resistencia que le faltaba.

Se movió a toda velocidad por los pasillos que convenientemente estaban bastante vacíos. Debía subir dos pisos para llegar al paraíso, así que uso todas las energías acumuladas por la cafeína para no detenerse. No sabía tampoco ni qué hora era, por lo que debía apresurarse si no quería que el timbre lo agarré por sorpresa y tenga que pasar por arriba de la multitud o hacer cola para entrar al baño.

Bathroom [Septiplier] [SMUT ALERT!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora