Alegrías Insospechadas

Prólogo

Sirius se encontraba en su casa queriendo arrancarse los cabellos, gritando de frustración y llenando el silencio de la noche, el dolor desgarraba su corazón, ni siquiera le permitía estar erguido, necesitaba soltar todo lo que sentía para estar bien al siguiente día.

Su llanto parecía ahogarlo en ocasiones, incluso sentía que se quedaba sin voz, un enorme nudo en la garganta estaba cortando su respiración y comenzaba a ahogarse, quería dejarse ir y no saber nada más del mundo, la vida estaba siendo demasiado injusta con él, con las personas a las que amaba más que a nada en el mundo.

Era tal su frustración que se levantó de la cama, fue directo a la habitación que antaño perteneció a sus padres, destrozo todo cuanto pudo, desgarro cada cuadro, quebró todo portarretratos, rompió cada tela que sus manos alcanzaban, tiro todo elemento de porcelana que ahí se encontraba, rompió las pertenencias de su madre, las joyas las desapareció, su rabia estaba siendo apaciguada, con cada objeto roto un pedazo de su dolor se liberaba.

Sentía como las lágrimas se iban apagando, como su dolor se pausaba y recobraba un poco de su cordura, al ver la habitación en ruinas, desapareció todo con un giro de varita, seco su rostro, arreglo su ropa y decidió que esa sería su nueva habitación.

Ese instante era para tomar decisiones que afectarían su futuro y el de su pequeño, no dudaba que las cosas serían difíciles, por no decir complicadas. El destino auguraba tormentosos caminos, llenos de desastres naturales, de esos que no se pueden impedir ni con mil precauciones que se tomen. Levanto la varita y con un par de palabras apareció todas sus cosas ahí, ya tendría tiempo después para acomodarlas, ahora tenía una misión más importante, salió de la habitación cerrando a su paso.

Bajó las escaleras de dos en dos y se dirigió a su chimenea, rápidamente agarrando polvos flu y diciendo claramente su destino. Apareció en la chimenea de Malfoy Manor, la gratitud inundo su alma, la alegría llego a su corazón.