Ya habían pasado casi una semana desde que conocí a los chicos del piso franco. Todas las noches Napoleón, Kamikaze y yo subíamos y cenábamos allí con todos dando así inicio a un consenso que en mi profesional opinión debería llamarse tertulia.–Chicos, ¿No debería llamarse en vez de consenso tertulia? –Propuse.
–Denegado. –Dijo de inmediato Friday.
–Denegado. –Siguieron el resto con rapidez.
–¿Soy yo o siempre denegáis todo lo que digo? –Me quejé sin mucho ahínco.
–Denegado y es una tradición. –Volvió a responderme Friday y como siempre el resto aceptó su decisión y me lo denegaron aunque no fuese una propuesta.
Dirigí mi mirada de cachorrillo herido a Connor, si alguien podía caer y hacerme el favor de defenderme ese era Connor. Una pena que Sandy, su novia, le diese un codazo cuando parecía que fuese a empezar a hablar. Friday se dio cuenta de la escena y se rió por lo bajo. Aunque he de admitir que no se si fue por el codazo o por mi visible cara de decepción. Connor me dirigió una mirada de disculpa una fracción de segundo, para después dedicarse a mirar y frotarse el brazo con tristeza. Justo en aquel momento llegó Alice y a Takeda se le iluminó la mirada. Razones obvias para estar feliz. A Friday también se le iluminó la mirada, lo cual no era extraño porque Alice llevaba la bolsa de una pastelería. Razones obvias para estar feliz versión 2.0, con gráficos mejorados, el doble de brillo en la mirada (Y babas, Friday, tío. Autocontrol). Pero así eran esos dos, Takeda, no sabía camuflar sus sentimientos ante Alice. Y Friday simplemente no tenía filtros en el rostro para camuflar ningún tipo de sentimiento.
–Bien, continuemos con la reunión tras una breve pausa para comer. –Proclamó el rubio felizmente.
Y así lo hicimos. Durante media hora estuvimos comiendo animadamente, mientras Sandy contaba como los hombres eran unos cerdos en esta ciudad. Excepto Connor, él era la gran excepción. Eso lo dejó claro varias veces.
— Algunos hacemos lo que podemos por no resultar ser unos cerdos. —Afirmó Takeda en algún punto del discurso de la morena.
— Pues no lo parece —Cortó enseguida Sandy. —Miras a las mujeres como si fuesen pasteles rositas y bien decorados. Detrás de esa fachada tuya de indiferencia eres todo un depredador. Un cerdo, un depredador.— Un cerdador. —Afirmó Friday chocando los cinco con Kamikaze.
Sandy lanzó en aquel momento una mirada devastadora en dirección de Friday y el desaliñado de kamikaze. Aprovechando el momento, Takeda lanzó una mirada a Alice, tal vez tanteando el asunto con ella. Pero al parecer Alice era demasiada mujer para él, ya que articuló un silencioso "Cer. Do". Todos los cerdos de la sala nos compadecimos por Takeda. Excepto Connor, que era la excepción y ni se había percatado del corazón roto que se encontraba por todo el sofá. Tampoco es que Mr. Clean fuese muy perceptivo igualmente.
Sandy prosiguió sus quejas sobre los hombres completando un gran listado de casos machistas que le habían pasado a ella o a alguna de sus amigas. Y con sinceridad, el listado era tan largo que ninguno de los presentes negaría que los hombres eran unos cerdos. En la mayoría de los casos. Tras aquella charla la conversación derivó en: "Aliens, ¿Sexistas o falsos?". Podría contar cómo llegamos a ese punto exactamente, pero creo que es más fácil deciros que ese día se formaron dos grupos entre nosotros. Los soñadores, formados por Connor, Alice, Kamikaze y Ryle. Y por otro lado, los escépticos, compuesto por Takeda, Sandy y un servidor. Con el tiempo nos dimos cuenta de que esta diferenciación era de lo más regular.— Friday, te toca bajar la basura. — Cortó Connor la conversación en algún punto.
Este bufó y tomó la bolsa de basura que le brindaba su compañero de piso.
Se despidió con la mano, guardó sus llaves y salió por la puerta.
El rubio no volvió a aparecer.Dieron las doce de la noche cuando todos empezamos a irnos a nuestros respectivos apartamentos. Alice y Sandy vivían en el cuarto piso de nuestro mismo edificio, como descubrí aquella noche cuando las despedimos. Pregunté a Kamikaze sobre el paradero de Ryle, pero este solo negó con la cabeza restándole importancia. Takeda, que me oyó preguntarlo solo añadió un "Ya volverá". No eran palabras muy tranquilizadoras, pero ninguno de ellos parecía sorprendido, así que dejé mis preocupaciones para otro día.
Ryle no apareció en todo el viernes y cuando volvió el sábado por la noche nadie preguntó dónde había estado. Supuse que bajar la basura era un duro momento para él. Cosa que no entendí para nada.
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Grand Avenue.
RandomOcho idiotas se reúnen un martes por la tarde en un piso de Grand Avenue. Este hecho podrá parecerle insulso y común, pero si pudiese usted echar un vistazo en el interior de lo que ellos llaman "Piso Franco"... Bueno, no se arrepentiría. O tal vez...