EL EXTRAÑO CASO DEL PECADO DESAPARECIDO
CAPÍTULO 1- CUIDADO
Se levantó con cuidado y llevó la mano a su cabeza. Le dolía. Notó una sustancia pegajosa en ella y se secó en su pantalón rasgado. Se levantó y anduvo a trompicones, estaba en un callejón pequeño. Al salir, se encontró con una calle larga alumbrada por una sola farola.
Sus ojos tardaron en acostumbrarse a la luz, que destellaba contra el cielo azulado. Era ese momento de la madrugada cuando la noche ya huye, pero la gente aún duerme. Recordó vagamente la noche anterior: el golpe en la nuca, el frío suelo... pero supongo que ya se lo esperaba. Ir a escribir a un lugar como ese era una locura para muchos, con sus callejuelas, su deterioro y sus oscuros secretos. La gente de los alrededores murmuraba el nombre como en trance, susurrando como si se tratase del mayor misterio de la humanidad. Y, aunque quizás no fuera el mayor de todos, no cabía duda de que Kafir era un misterio.
Todo él parecía cubierto por velos de bruma y decadencia. Los edificios antiguos enmarcaban rostros sombríos, y las sombras danzaban por la noche en un desenfrenado vals. Habría echado para atrás a cualquiera. Pero Nathaniel era ciertamente extraño en ese aspecto, pues todo el aura de Kafir lo intrigaba, más que asustarlo. Había comentado su deseo de pasar un mes allí, y con gusto se habían cubierto todas sus peticiones. Nathaniel, o Nate, como solían llamarlo en la editorial, era el autor superventas del momento. Se había dicho que su novela de detectives era equiparable al Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle o al Hercule Poirot de Agatha Christie, por lo que era normal que los trabajadores que ahora dependían de él para su sueldo le garantizasen el cumplimiento inmediato de sus sugerencias.
Nunca habría supuesto, sin embargo, que alguien le abriría una brecha en la frente en la primera noche. Había dejado sus cosas en la pequeña casa de piedra y había salido a dar un paseo. Cerca de la iglesia, había notado una presencia detrás, pero para cuando se había dado cuenta, ya era demasiado tarde. Alguien lo tumbó asestándole un golpe con fuerza en la parte posterior del cuello, y se había desplomado contra el empedrado. El corte no era muy profundo, por lo que decidió no visitar la pequeña clínica en el extremo oeste del pueblo. Además, era muy pronto, y el edificio blanco le había provocado escalofríos nada más verlo. Por tanto, tambaleándose aún, llegó a su hogar y durmió las horas que faltaban hasta el comienzo de su primer día allí.
Eso fue lo primero que le sorprendió realmente, la falta de ruido. Nada lo despertó hasta las diez, cuando oyó el frenazo de un coche procedente de la carretera cercana. No se oían pasos en las calles, ni conversaciones, ni los sonidos habituales que los negocios hacen al exponer su mercancía. Solo un silencio seco, opresor.
Tras vestirse y asearse, se encaminó hacia el ayuntamiento del municipio. Una chica joven esperaba tras una mesa de madera oscura. Vestía un traje chaqueta en azul nomeolvides, y su cabello estaba recogido muy prieto. Enhiesta, tecleaba rápidamente en un ordenador negro de sobremesa. Tan pronto como llegó a la mesa, ella le entregó un folleto turístico y continuó enfrascada en su trabajo. Sus ojos verdes recorrían la pantalla, sin mostrar la más mínima emoción.
Carraspeó para hacerse notar.
—Disculpe... no soy un turista. Ahora mismo vivo aquí. Necesitaba información sobre... los peligros de este lugar. Me golpearon esta noche —dijo, señalando el corte que recorría su sien—, y agradecería esclarecer el asunto. ¿Se sabe de alguien... conflictivo o beligerante?
La muchacha se detuvo y lo miró con ojos penetrantes.
—Nadie le ha hecho daño. Nadie lo ha golpeado, señor. Debe ver visiones. No tiene ningún corte.
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El extraño caso del pecado desaparecido
Mystery / ThrillerNathaniel llega a Kafir esperando encontrar en el pueblo el lugar perfecto donde escribir una novela. Sin embargo, a medida que su vida en ese lugar se desarrolla, se va dando cuenta de que no hay nada allí que no esté celosamente guardado. Si todos...