La pared de azul

PARED AZUL

Siempre que estaba sola, el mar era mi fiel amiga incluso cuando él cruzaba el horizonte y me quedaba sola y los dedos de mis pies era cubiertos por las heladas aguas, de mi fiel amiga.

- siempre me has acompañado- mis palabras eran como un susurro, dirigidos hacía aquel que nunca me abandonaría

Las mañanas nubladas y frías, aquella tasa de café umiante, que regresaba el calor a tus pálidas y arrugadas mejillas.

-¿Te gustaría acompañarme al mar, mi pequeña Niria? - pronunciaba con un tono de duda y ansiedad.

- Por supuesto "Dady", me encantaría poder ir contigo a la mar - al parecer mi respuesta había logrado apaciguar a la duda y motivado a la ansiedad, a convertirse en regocijo ante sus ojos.

-Saldremos dentro de un rato más, porque mejor no vas y le avisas a tu madre de nuestra pequeña escapada- término de decir, para luego coger su infaltable gorro - vamos Niria ... Niria ...Niria

Beep...beep...beep

- Niria... Niria dulzura despierta, mi niña- Sus palabras hacían eco en mi mente -Niria...

Lo primero que mis ojos notaron, fue la mirada de preocupación de aquella mujer que en su silencio había logrado apaciguar mi desesperación.

- Madre... porque se encuentra, usted en mi habitación - su mirar pareció cambiar -Madre.

- Yo de vería de decir eso- vi como acercaba su mano, en dirección a mi mejilla izquierda - Niria, creo que es momen... - no le permite que terminara de hablar.

-Madre...- pude sentir como mis ojos me empezaban a arder- yo...creo que...es mejor ...- al parecer no tuve que decir nada mas, ya que después de tratar formular la palabra correcta y no lograrlo, mi madre no hizo más que depositar un suave beso sobre mi frente para luego retirarse de mi habitación, sin decir ninguna palabra al respecto- aahh...sniff - no pude retener más el aliento y al parecer tampoco las lágrimas.

Odiaba ese sueño, aquel recuerdo tan alegre que se volvió una pesadilla, una realidad tan amarga, que no estaba dispuesta a seguir.