indefenso

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Desde arriba se escuchó la alarma sonar, y el joven Park rodó del sofá y se calló de inmediato, lo cual le causó un poco de gracia y solo sonrió. Había dormido bien esa noche. Echó una mirada a su sala, porque se acordó que dejó todo a medias, pero cuando alzó la vista vio que todo estaba en un buen estado y miró extrañado. Lo único que pudo pensar fue que había ordenado todo en la madrugada, y como tenía sueño no se acordaba.

Dejó todas las mantas en su lugar y se cambió rápido para ir a comprar algo de comer. Él pensaba en unos deliciosos tocinos con huevo y con un jugo de mango o algo así; no era muy fan de la comida, solo comía por necesidad.

Salió.

Era otra mañana fría, otro día frío. Por suerte se había puesto un sueter, una casaca y una bufanda color café— el color que él creía que lucía bien en él.

Supo en ese momento que tenía que comprar más café. Más. Amaba el café. Chanyeol no se llamaría Chanyeol si no tomaba café cada día. Sabía que era un poco malo tomarlo todos los días, pero aún así lo hacía, era su pequeña adicción —así lo llamaba él, mentalmente.

Cuando estaba a medio camino, escuchó unos ruidos no tan lejos de él, volteó por instinto y al parecer, por mera casualidad, unos gatos se estaban peleando. Y no, no eran simples gatos; eran chicos-gato, y uno de ellos era Baekhyun. El pequeño gatito se estaba peleando con otro chico-gato gracias a una lata de atún. Típico. El joven Park no dudó ni un solo segundo y fue corriendo a separarlos; no quería que ninguno de los dos se lastime, pero fue demasiado tarde porque Baekhyun ya tenía varios rasguños en el rostro.

Cuando Chanyeol finalmente los separó, el otro chico-gato huyó con la comida y el pequeño Baek se molestó, ya que él siempre ganaba todos sus enfrentamientos.

Yeol se quedó mirando al menor, y se acordó que él era el gatito que se había metido a su cuarto hace poco tiempo. Recordó esa carita tan tierna, esos ojitos, esa mirada, esa boquita tan pequeña, y murió de la ternura enseguida, no olvidando sus adorables orejas y cola, que eran suaves como un algodón. No se resistió y lo acarició suavemente. El menor se estaba adormeciendo, pero al mismo tiempo quería aguantar esas caricias que lo hacían sentir como en el cielo y hacer como si no le gustara.

Baekhyun tristemente perdió ante las gigantes manos del mayor y dejó que este se deleite con su suavidad. Se sintió un perdedor, pero uno muy feliz.

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2019 ⏰

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