Parte 1

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Me gustaría compartir con vosotros un juego de preguntas y respuestas para saber si vuestros relatos son tan entretenidos y apasionantes como vosotros pensáis.

No pretendo, desde mi humilde posición de escritor amateur-profesional, indicaros, cual Moisés, el camino correcto para atravesar el mar. Vedme, más bien, como un chiflado al que le gusta decir cosas y, algunas veces —pocas—, ponerlas en práctica.

Está destinada a, una vez terminado vuestro relato, saber si en vuestro escrito se reúnen todos los elementos necesarios para que tenga éxito.

No negaré que la mayor parte de esta información ha sido extraída de internet. Pero esto no es un «copia-pega». He utilizado bastantes fuentes y recursos para crearla y es válida para la mayor parte de los relatos, sean cuales sean.

¿Tu relato dispone de un principio, un nudo y un desenlace? Aún más, ¿cumple la regla de la extensión aproximada 25%-50%-25% respectivamente?

Explicación:

En cualquier relato se transmiten ideas y acciones de las cuales el lector no tiene conocimiento previo o es pobre. Hace falta un mínimo de texto donde se le oriente y se fijen los pilares de tu mundo. Esa parte —principio— debe ser sucinta pero bien aprovechada. Incluso algunos autores basan su final en un detalle revelado al principio.

La parte media —nudo— corresponde al meollo del asunto, al relato en sí. Es donde se desarrollan el grueso de todo lo que ocurrirá. El lector ya sabe dónde se haya y quiere que ocurran cosas.

La parte última —desenlace— sirve para llegar al esclarecimiento de todo lo se habrá desarrollado en el nudo. Puede ser abierto o cerrado. Pero todos los interrogantes que hayan surgido deben haber sido convenientemente resueltos o dejarse en suspenso, pero indicándolo; no pueden olvidarse.

¿Tu relato dispone de al menos un conflicto?

Explicación:

Un conflicto es la manera que hay en un relato de que surja un interés que motive al lector.

El conflicto no tiene un significado literal sino que se puede ver como un punto de inflexión donde el status-quo cambia radicalmente.

Un ejemplo: Una mujer se levanta, se ducha, desayuna, se viste, va al trabajo, come, vuelve al trabajo, llega a casa, ve la televisión, cena, más televisión y a la cama. Una vida anodina, vamos. Pero ¿y si cuando se ducha no hay agua? ¿y si al comer se atraganta? ¿y si la televisión no funciona?

Si no hay conflicto en tu historia, busca uno o no habrá emoción en la lectura. Tus lectores esperan leer una aventura inesperada, un cataclismo apocalíptico, un giro de acontecimientos insospechado... algo fuera de lo normal, vaya.

¿Tu personaje principal (o personajes) tiene defectos?

Explicación:

Las virtudes hacen santos y los defectos, demonios. Eso está bien para la religión y la vida ideal pero no para tu relato.

La aspiración máxima que espera un escritor/escritora es que el lector se sienta identificado con alguno de los personajes —y si es el principal, mejor—. Estarás aburrido de ver a gente que consideras perfecta, llena de ideales superiores, o alguien a quien admiras. Quizá solo veas una cara de la moneda, pero siempre hay otra. Las personas no somos perfectas, nos mueven los sentimientos y las ideas que consideramos correctas y la mitad de las veces fallamos. Ese fallo deviene en una depresión si no se supera o en un fortalecimiento si se aprende de él.

Debes dotar a tu heroína/héroe de ideales o características deseables pero también hazlo humano y dótale de unas cuantas bajezas que lo hagan más terrenal.

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⏰ Última actualización: Sep 04, 2016 ⏰

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