6. Es tu nariz.

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6| Es tu nariz.

Visión + Lectora

—¡He terminado! —gritaste, enseñándole el cuaderno a Visión.

Él se acercó con entusiasmo y analizó el dibujo que habías hecho de él. Sonrió enormemente cuando lo alzó hasta su rostro, comparando la realidad.

—Quedó maravilloso.

—Es algo minimalista —te excusaste, encogiéndote de hombros—. No puedo dibujar tan bien como para hacer relieves y armar tus perfectas facciones de robot. Así que así quedó. ¿Te gustó?

—Más que eso —volvió a mirarlo y ésta vez sus ojos tomaron una expresión de adoración; una que nunca habías visto—. Lo guardaré bien en mi habitación, lo pegaré en la pared.

Te sonrojaste.

—No hay que ser tan drásticos.

—Lo haré yo —debió captar la confusión en tu rostro, porque agregó—: Te dibujaré yo ahora.

—Oh —estabas sorprendida—, está bien. Eso sería genial... no sabía que te interesara dibujar.

—Lo haré por ti.

Él te quitó el lápiz y te indicó que fueras inmediatamente hacia el sector indicado. Te sentaste en el suelo y comenzó, te quedaste absolutamente inmóvil mientras él movía el lápiz con una velocidad imposible. Sacaba la lengua para concentrarse y lo hacía ver más adorable aún, si es que era posible.

—Podrías... ¿girar tu rostro hacia la derecha?

Le obedeciste, pero en ese momento tu teléfono empezó a sonar, indicándote una llamada entrante. Sonreíste avergonzada y lo sacaste de tu bolsillo.

—Perdón —le dijiste, tomando la llamada—. ¿Diga?

—¡Terminé! —gritó Visión del otro lado. Te volteaste a verlo con la boca abierta, él estaba tocando el teléfono de Steve entre sus manos y ni siquiera se molestó en encenderlo, simplemente se conectó con él ante el tacto y eso le permitió llamarte—. ¿Quieres verlo?

—¡Claro! —guardaste nuevamente tu teléfono y corriste a su lado, quitándole el cuaderno de entre sus manos—. Uh... ¿la que está ahí es una ardilla?

—No, es tu nariz. —respondió, sonando algo sorprendido.

El que no pudieras descifrar los jeroglíficos que hizo no era un crimen. No querías herir sus sentimientos, así que apretaste tus labios en una sonrisa y no preguntaste ni por el botón, que parecía ser tu cabello, ni en los microondas, que parecían ser tus ojos.

No tenías corazón para decirle nada malo.

—Es hermoso, Vis.

Él solo sonrió y, más animado que antes, te acompañó a comer.





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One-Shots • VisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora