La vida está sobrevalorada, crecemos con la idea de la vida perfecta, héroes, heroínas, princesas y príncipes, pero llega un punto en el que el cuento perfecto cae en pedazos, el momento en el que llega la tormenta.
Yo creo que en otra vida fui asesina, nazi, violador, no lo sé, pero definitivamente no fui una buena persona, tuve que hacer algo muy malo en lo que concierne a las leyes de la vida para merecer todo esto.
Mi papá murió hace seis meses en un accidente de auto, eso me afectó mucho. Me diagnosticaron depresión a los 12. Mi papá siempre fue un pilar para mi, desde que murió me estoy derrumbando. Como para mejorar las cosas mi mamá en un més se va a casar, con su amante. No quiero que suene mal, entiendo que mi mamá no quería a papá, que está enamorada de Jose, pero es muy rápido. De cualquier forma, yo no voy a ir a la boda, para esa fecha ya voy a estar muerta.
Sé que suena muy raro que una chica de 14 años diga que en menos de un mes se va a morir, pero así es. Anoche tomé la decisión de matarme hoy, en unos minutos, 17 para ser exacta, cuando salga del colegio, en vez de esperar que me vengan a buscar, como hacen todos los días, voy a ir al puente peatonal de una de las avenidas cercana a mi clegio. Con mi suerte seguro me pisa un camión y terminó con esto.
(...)
La campana de salida comienza a sonar con esa horrible melodía que eligen los directores para molestarnos, ya no la escucharé más. Como tampoco voy a escuchar a los idiotas de mis compañeros o los insoportables profesores. Ya no voy a tener que aguantar todo eso. Pero no voy a mentir, hay mas de mil cosas que voy a extrañar: los abrazos con mamá, las peleas con Paula, mi hermana, las charlas con Lola mi mejor amiga, las cosquillas de Aaron, mi hermanastro, o las caricias de mis mascotas. Pero para lograr la felicidad hace falta soltar algunas cosas.
No sé como pero ya estoy a unas cuadras del puente con algunas lágrimas, que no estoy segura cuando cayeron, mojando mi cara. Casi no hay gente caminando, nadie para ser específico. Ya estoy acá, ya no hay dudas ni tiempo para titubear. La mochila que descansaba sobre mis hombros ahora está tirada a un costado. Mis pies cuelgan de la estructura de cemento, los autos pasan sin temor alguno, sin esperar lo que va a pasar. El valor vive en mi. Poco a poco me paro, traspaso la baranda metálica. Mi cuerpo ya no pesa, lágrimas me invaden. Ya estoy lista.
Ahora se supone debo estar cayendo, pero en vez de eso estoy siendo sostenida por una mano que aprieta mi muñeca.
-No lo hagas - una voz joven habla atrás mio, es un poco ronca, y claramente masculina.
-Vos sabes nada- empiezo a sacudir mi cuerpo, hasta lograr que me suelte, pero no lo consigo, es evidentemente mas fuerte que yo. - Por favor- ruego mientras comienzo a llorar fuertemente.
-Tranquila, veni para acá - suavemente paso mi cuerpo por debajo de la baranda, hasta que llegue al lado seguro del puente - ¿Tenes alguien a quien llamar?- rápidamente niego - ¿Algún lugar dónde puedas ir?
-No, bueno, si - mi voz está frágil y tartamudeo un poco.
-Yo te alcanzo, ¿donde queda?
-Yo puedo ir sola. - mi voz sale más segura de lo que esperaba.
-¿Y dejar que intentes matarte devuelta?, no gracias
-A 20 cuadras, el Colegio Nacional de Buenos Aires. - con la manga del suéter de mi uniforme me secó la cara, agarro mi mochila y empiezo a caminar hasta el colegio. Supongo que este chico, al cual no llegué a verle la cara, viene atrás mío. Si no lo hace tampoco me importa. Si bien me impidió esta vez apenas llegue a mi casa puedo agarrar una cuchilla y listo- Es acá, ya te podes ir- dije una vez que estuve frente a la puerta trasera de la escuela.-¿Queres que entre con vos?- le niego con la cabeza, todavía dándole la espalda. - Chau - solté cuando pase lentamente la puerta. Al entrar vi los pasillos vacíos, estaban los cursos más grande en clase todavía.
Los baños estaban solo a unos pasos. Cuales avanzo sin duda, las puertas están siempre abiertas. Adentro no eran muy bonitos, tres cubículos, tres lavabos y no pidas más. Pero sirve para lavarse la cara.
Luego de lavarme, salgo para la puerta principal. La abro despacio y rápidamente puedo visualizar la camioneta de mi mamá estacionada frente de donde yo estoy. Ella estaba afuera de la misma hablando por teléfono. Supongo que llamando a mi celular, el cual tengo apagado.
-¿Dónde estabas?- me pregunta apenas me ve. Abro mi boca para inventar una excusa, pero ella me interrumpe antes- Después me decís, llego el primo de Aaron que se va a quedar en casa - Ya me hablaron antes de él, sus papás se fueron a Londres por trabajo, la verdad no tengo idea de que trabajan, y parece no tener más familia.
Me subo a la camioneta y arrancamos el camino a casa.•
Hola, espero les guste este primer, y corto, capítulo de esta novela que espero vaya para largo. Espero les guste♡
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Depresión.
Teen FictionNo a todos nos toca una vida color rosa. No todos somos perfectos.No todos nos queremos. No todos los que sonríen son felices. Historia completamente mía, se original y no te copies✘