Prólogo.

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Viernes 26 de abril, 2013.

Una calurosa mañana de viernes, en el hermoso poblado de Frederick, Maryland, con sus carreteras abiertas en forma de abanico, conectando comunidades sencillas, y con la común invasión de turistas en la zona con sus visitas guiadas a pie, donde los llevaban a sitios históricos y contemplaban la arquitectura interesante que poseía la diminuta ciudad... Caminaban de la mano una pareja que a pesar de las adversidades sobrevivió.

La chica de los ojos color cielo, sonrisa encantadora, cabello más rojo que la sangre, brincoteaba al lado de su pareja, James. Con su típica costumbre de mostrarle a su amado los lugares más hermosos que podía encontrar, para que juntos los recorrieran dejando pequeños fragmentos inolvidables tatuados en la memoria del otro.

Ellos se amaron durante años, hasta que su amor salió a la luz y juntos se unieron para generar la combinación más única que pudo presenciar el universo, un corazón que había sido lastimado anteriormente, y otro que nunca había conocido un dolor, una cicatriz, un corazón roto...

Toda la tarde recorrieron el pueblo, visitando bodegas vinícolas, huertos y atracciones inspiradoras. Pero, al llegar la noche, mientras contemplaban el panorama de las tiendas especializadas y restaurantes aclamados por la crítica; sentados en un parque bajo un árbol... La chica retiró su cabeza del hombro del chico y se puso sobre sus pies mientras un suspiro brotaba de la profundidad de su alma.

James la miro extrañado con sus ojos color avellana y se levantó con ella. Pero al ella darse la vuelta, pudo recrear como su corazón se sentía vacío de a poco.

"Regresa por donde viniste, James... Yo no te amo, y no quiero comprometerme a intentar amar a alguien que no funciona con la tarea."

Y así como las palabras de la chica y ella, se fugaron con el viento, el corazón de James cayó destartalado en ese lugar. Cada añico ella se lo llevó para no regresar nunca más, o al menos durante un largo tiempo...

Solo y vacío, sin un rayo de luz que iluminará el profundo hoyo que ella había dejado, James escribió su alma, la tatuó al compás del bolígrafo y el papel, junto a una taza de café y un pañuelo para apañar las pocas lágrimas que le quedaban.

No existía ya el dolor para él, porque ella había sido esa enfermedad que lo dejó en fase terminal...

James amó con el alma, el color del cielo ahora tiene un significado distinto para él...

Es ella, y siempre lo será...

Y hoy, cariño yo...

Te escribo hablándote como si fuera otra persona. Para que sepas que no hay amor aquí en la tierra que se compare con el mío. Tuya es mi alma, consúmela hoy.

Porque hoy, cariño, yo te doy todo lo que soy.


Cariño, yo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora