Te llevo conmigo hasta el fin del mundo...

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Vine para decirte que íbamos a empezar algo bueno, mas tú no opinas igual

Una vez me dijiste con toda claridad

'Nada bueno en la vida podrá perdurar'





Camino rápido hacia el tren, siento que no llego, subo las escaleras como loca, mis pantorrillas sintiendo los pinchazos de no haber hecho ejercicio con regularidad le recriminan.

Camino rápido y la gente se queda viendo, ¿acaso tengo algo en la cara? ¿Un moco?

Me pongo nerviosa al recordar que un día sí paso. Y tú mismo me lo dijiste. La vergüenza era mi tercer nombre en ese momento. Sacó el móvil para verme y dar una pequeña arregladita y todo está en orden.

Doy vuelta y bajo los tres escalones, te veo ahí. Mi corazón comenzó a acelerarse más de lo que estaba.

Por un momento se me fue el aire y sonreí con pena. ¿Porque me hace sentir tímida?

Cuando llegó quiero besarte pero los nervios se notan entre los dos, y solo sonreímos. Tu playera de manga larga gris con negro me encanta. Bueno. Tal vez ver uno de mis colores favoritos en la persona en la que me estoy enamorando. ¡Dios! Es perfecto.

—Tu cabello... Te queda muy bien ese color.

Sonrío y tomo un mechón para jugar con el. Me siento estupida pero no sé qué hacer.

—Lo sé, soy yo. ¿Porque crees que lo tengo?

Se ríe de mí. Me alejo de el rápido para comprar el boleto para la taquilla del tren y enseguida estoy a su lado.

Se ve exquisito. ¿Cómo puede estar conmigo?



Yo no estoy de acuerdo, ¿cómo ves?

¿Cómo ves?

Si tú eres de acero, ¿yo de qué?

Tal vez de papel

Llegamos a nuestro destino, llegamos a ese parque, caminamos por la hierba platicando sobre cosas triviales. Sobre recuerdos, fobias y gustos.

—¿Vamos a los juegos?



Asiento con gusto mientras camino delante de él provocándole.

—Espera, dame tu mochila.

Se la doy y vuelvo a caminar más rápido que el. Veo que están a pocos metros de distancia. Pero antes veo mi agujeta suelta. Me acerco a aquella protuberancia que tiene el parque y me agacho a amarrarla.

—Linda vista. ¿Me insinúas algo?

Volteo a verlo con diversión.

—¿Para eso me quitaste mi mochila verdad?

Soltó una carcajada que me hizo sonreír. Mi propósito es siempre verlo sonreír. Fue a sentarse a la banca más cercana.

Te llevo conmigo hasta el fin del mundo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora