AGUANTA UN POCO MAS

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     Había una pareja a la que le gustaba visitar las pequeñas tiendas del centro de Roma. Una de sus favoritas era aquella donde vendían vasijas antiguas. En una de sus visitas a esa tienda vieron una hermosa tácita.
     —¿Me permite ver esa taza? —preguntó la señora—. ¡Nunca he visto nada tan fino y magnífico...!
     En cuanto la mujer tuvo en sus manos la taza, está comenzó a hablar:
     —¡Usted no entiende! ¡Yo no he sido siempre está taza que usted está sosteniendo! Hace mucho tiempo era sólo un montón de barro amorfo. Mi creador me tomó entre sus manos, me golpeó y me amoldó cariñosamente. Llegó un momento en que me desesperé y me grité: ‘¡Por favor, ya déjame en paz!’. Pero él solo me sonrió y me dijo: ‘Aguanta un poco más, todavía no es tiempo’.
     “Después me puso en un horno: nunca había sentido tanto calor. Me pregunté por qué mi amo querría quemarme, así que toque la puerta del horno. A través de la ventanilla pude leer los labios de mi amo, que me decían: Todavía no es tiempo, aguanta un poco más’.
     “Finalmente se abrió la puerta, mi amo me tomó y me puso en una repisa para que me enfriara. ‘¡Así está mucho mejor!’, me dije. Cuando me hube refrescado, él comenzó a cepillarme y a pintarme. El olor de la pintura era horrible... ¡Sentía que me ahogaba! ‘¡Por favor, detente!’, le gritaba a mi amo, pero él apenas movía la cabeza con un gesto negativo y decía: ‘¡Aguanta un poco más, todavía no es tiempo!’
     “Al fin término de pintarme, pero ¡me metió a otro horno! No era como el primero, era mucho más caliente. ¡Ahora si estaba segura de que me sofocaría! Le imploré que me sacara, grité y lloré, pero él solo me miraba diciendo: “Todavía no es tiempo, aguanta un poco mas”.
     “En ese momento me di cuenta de que no había esperanza, ¡nunca lograría sobrevivir a ese horno! Justo cuando estaba a punto de darme por vencida, se abrió la puerta. Mi amo me tomó cariñosamente y me puso en una repisa aún más alta que la anterior; allí me dejó para que me refrescara.
     “Después de una hora, mi amo me dio un espejo y me dijo: ‘¡Mírate! ¡Esta eres tú!’. Yo no podía creerlo: ¡esa no podía ser yo! Lo que veía era tan hermoso... Él continuo: ‘Sé que te dolió haber sido golpeada y amoldada por mis manos, pero si te hubiera dejado como estabas, te hubieras secado. Sé que te causó mucho dolor el primer horno, pero si no te hubiera puesto allí, seguramente te habrías hecho añicos. También se que los gases de la pintura te provocaron muchas molestias, pero si no te hubiera pintado, tu vida no tendría color. Y si no te hubiera puesto en el segundo horno, no habrías sobrevivido mucho tiempo, porque no tendrías la dureza suficiente. ¡Ahora eres un producto terminado! ¡Eres lo que tenía en mente cuando te comencé a formar!”.





   Dios nunca nos va a tentar ni nos va a obligar a vivir algo que no podamos soportar. Él sabe lo que está haciendo con nosotros y conoce nuestros límites. Confía en que junto con la prueba Él te dará la llave para que salgas de aquella situación.

Limpieza Para El AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora