Capítulo I

22 0 0
                                    

                         

Escape

Tal vez era la decisión más alocada de su vida, pero eso a Lauren la tenía sin cuidado, lo único que deseaba en ese momento es que se la tragara la tierra, pero como eso solo resultaba una frase sacada de algún libro pensó que lo más adecuado sería irse lejos donde su infame novio no pudiese seguirle la pista para tratar de justificar lo injustificable. Mientras esperaba la salida del avión que la llevaría a completar su huida, su maltratada memoria recreaba la escena que recién pocas horas atrás acababa de presenciar. La imagen de su mejor amiga Barletta cabalgando en un rítmico movimiento sobre Brett, era más de lo que cualquier mujer podría soportar; sin embargo lo que más pesar le producía es que ni siquiera fue capaz de descargar su frustración, se había puesto a llorar como una tonta y termino por salir despavorida sin reparar en los gritos que dejaban escapar los amantes furtivos.

─No es lo que tú piensas ─escucho decir a Brett.

─Perdóname ─se disculpaba Barletta sollozando.

   Esas excusas rebuscadas no hicieron más que acrecentar la ira de Lauren; peor que el acto mismo resultaba el hecho de que los infieles confesos la creyeran idiota, ciega o ambas cosas juntas. Desecha y convertida en un paño de lágrimas subió a su vehículo y arranco de golpe sin saber exactamente hacia donde debía dirigirse; lo típico en una situación como esa seria buscar a su mejor amiga para contarle y buscar consuelo. Le enfureció haber pensado en eso, ya no tenía mejor amiga, ahora Barletta solo era la zorra que se revolcaba con el hombre con él que pensaba casarse en un futuro cercano. La otra opción consistía en cobijarse en los brazos de su madre, pero tendría que aguantarse una perorata de padre y señor nuestro ─yo te lo había dicho hija, la escuchaba decir claramente. Descarto la idea de plano, lo menos que necesitaba en ese instante era la afirmación de que su madre siempre tuvo la razón con respecto a Brett. Desde que Lauren lo presento en una reunión familiar, a Marian Daniels nunca acabo por convencerla su nuevo yerno, lo consideraba un tipo superficial, con ínfulas de don juan que seguramente haría de su hija una mujer desdichada en caso de que la relación terminara por llegar al matrimonio. El tiempo le había dado la razón prematuramente. Lauren optó finalmente por dirigirse a su apartamento a llorar su mala fortuna. Se tumbó sobre la cama, el espacio de su habitación le pareció inusualmente amplio, o más bien seria que su alma y su corazón se estaban escogiendo en una especie de mal hechizo o algo por el estilo. Las lágrimas cubrían la totalidad de su bello rostro, intento secarse con ambas manos solo para darse cuenta que esa acción no tenía sentido, la humedad se reproducía con la misma velocidad de un rayo de luz. Pasados unos minutos exageradamente largos, se percató de la posibilidad de que Brett pudiese buscarla en su residencia, siempre había resultado muy persuasivo, incluso en una situación extrema como esa a Lauren le preocupaba el hecho de que la llenara de alegatos y ella terminara cayendo redondita en sus redes, se sentía vulnerable y no estaba dispuesta a darle esa oportunidad.

   Instintivamente cogió una maleta de tamaño mediano que guardaba en su closet, coloco algunas prendas de vestir y se aseguró de llevar consigo su documentación y tarjetas bancarias. Lo mejor sería salir de allí ahora mismo. Abandono el complejo de apartamentos sin voltear en ninguna dirección, encendió su auto, esta vez sí estaba segura hacia donde debía ir. Aeropuerto Internacional de Miami, se dijo totalmente convencida.

   Durante el recorrido hacia el aeropuerto a través de las amplias avenidas de la ciudad del sol, se esforzaba por no pensar en las dos personas que habían convertido su vida en una tragedia griega, quiso tener una especie de poder para bloquear sus pensamientos, sin embargo los mismos insistían en permanecer omnipresentes. ¿Por qué había ido al apartamento de Brett? Se preguntaba para tratar de entender un poco. Más temprano tuvieron una comunicación telefónica, Lauren le había insistido para salir a dar una vuelta a lo cual Brett se mostró con evasivas, quedaron en verse temprano al día siguiente para desayunar juntos, sin embargo a Lauren se le ocurrió la idea de pasar la noche juntos, al fin y al cabo ya tenían dos años como pareja y eran personas independientes que no debían rendir cuentas a nadie, se imaginó que resultaría una agradable sorpresa y disfrutarían de una velada tranquila sin las complicaciones de lidiar con el ajetreo de una ciudad como Miami y los molestos reporteros que siempre querían saber acerca de sus planes matrimoniales o fastidiarla con sus últimos resultados deportivos poco satisfactorios. En fin, le pareció conveniente y eso fue lo que hizo. Ahora pagaba las consecuencias de esa terrible decisión.

   Llego a la terminal aérea cuando los rayos del sol declinaban para dar paso a una noche despejada, se paseó por las taquillas de las diferentes líneas evaluando las opciones, había infinidad de vuelos nacionales hacia distintos destinos de la unión americana, se imaginó que a Brett le resultaría más fácil ubicarla si permanecía en el país, para alguien popular no resultaba fácil ocultarse, desecho esa posibilidad. Observo que en aproximadamente dos horas había un vuelo con escalas hacia Tokio, le pareció un lugar lo suficientemente remoto, se le antojo que era lo que necesitaba, sin embargo pensó en la infinidad de horas de vuelo y en la cantidad de tiempo disponible sin otra cosa que hacer que recordar a Brett y a su ex amiga en toda la expresión de su lujuria sexual, termino por descartar esa alternativa. La aerolínea TAP Portugal ofrecía vuelos directos y sin escala hacia Barcelona, el viaje era mucho más corto que hacia la tierra del sol naciente, además la ciudad española resultaba un destino mucho más atractiva, el choque cultural no sería tan fuerte y de paso ya Lauren había estado allí en otras oportunidades y conocía de la belleza del lugar, así como también la cantidad de opciones para entretenerse (si es que eso fuera posible), se decantó por Barcelona; el vuelo partía en una hora. Muy conveniente en ese momento, necesitaba poner millas de distancia entre ella y una realidad que le parecía inconsolablemente injusta.

<;

Un tipo común.Where stories live. Discover now