A veces los hermanos tienden a pelear más que a estar unidos y más aún si también son de géneros distintos. Por naturaleza los hermanos Sora y Kaori Okita estaban destinados a no poderse llevar bien. Y la mañana de aquel miércoles ambos retoños del matrimonio Okita/Yato decidieron dejar de lado sus típicas peleas y actuar como si de verdad se quisieran y soportaran.
-¡Buenos días! –exclamaron ambos pequeños entrando a la cocina tomados de las manos.
-Buen día –respondieron Sougo y Kagura mirando extrañados las manos de sus hijos.
-¿Hicieron alguna apuesta extraña? –pregunto Sougo a su hijo con una mirada confundida en su rostro.
-No papá ¿Por qué? –respondió el castaño de ojos azules.
-Están tomados de las manos –señalo las manos de ambos pequeños.
-¡Oh! Es que Kaori estaba un poco asustada de bajar las escaleras y necesitaba ayuda. Le tome la mano para evitar que se cayera –explico Sora.
-¡Sí! Sora me ayudo a no caer y logre bajar todos los peldaños –acoto emocionada la pelirroja de ojos carmesíes.
El pequeño de ojos azules ayudo a su hermana a subirse en su sillita alta del comedor y luego se sentó a su lado, dejando a ambos adultos sorprendidos.
-Al parecer hoy será un día tranquilo para Soyo-chan –comento Kagura a su marido.
-Ojala permanecieran así todo el tiempo –respondió el hombre con un suspiro.
-Si fuera así tendría miedo. No serian hijos tuyos y muchos menos míos –dijo Kagura esbozando una sonrisa mientras ponía la bandeja de panqueques en el centro de la mesa y les servía la leche los tazones de sus hijos. El desayuno paso en tranquilidad, cosa rara en esa casa.
-Onii-chan –llamo la pequeña Kaori a su hermano.
-Dime Kaori –respondió con dulzura el niño.
-¿Podemos ver las caricaturas juntos luego de comer? –pregunto sonrojada la niña, dejando aún más impactados a sus padres.
-¡Claro! –respondió feliz Sora- ¿Qué quieres ver? –pregunto interesado el niño mientras se levantaba y se disponía a ayudar a su hermana a bajas de su silla.
-¡Pokemon! –respondió la niña con ojos brillosos.
-Pero a ti no te gusta Pokemon –acoto el niño.
-No importa, solo quiero pasar tiempo a tu lado Onii-chan –confeso la pequeña.
-Está bien –acepto Sora.
Ambos adultos se miraban extrañados ante la actitud de sus hijos, pero no podían pasar toda la vida observando el comportamiento de sus hijos. Sougo se colocó su chaqueta del uniforme y mientras la acomodaba sitio un tirón en su cabello que le dolió en demasía.
-¡Diablos! ¡Maldito cabello largo! ¡Debería cortarlo! –refunfuñaba Sougo frente al espejo del pasillo, mientras liberaba su largo cabello que se había enredado en el pin dorado de su hombro derecho.
-¡No! –se escuchó el grito Kaori causando que el adulto se volteara a verla- No lo cortes, me gusta tu cabello largo papá.
El hombre sonrió ante la mirada llorosa de su hija, fue hasta ella para tomarla en brazos y secar con sus dedos las pequeñas lágrimas de su princesa.
-Pero el cabello largo es para las chicas ¿No crees, Kaori? –pregunto el mayor.
-¡No! –respondió rotundamente la pelirroja- A mí me gusta y no me importa que sea para chicas. Papá tiene un cabello hermoso, sería una pena que lo cortes.

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Traumas infantiles.
FanficHistoria paralela al universo de mi anterior historia: La China y el Sádico feroz. Una mentira blanca dicha por Soyo a los hijos del matrimonio Okita, genera una serie de eventos que dejara traumados a ambos infantes, o simplemente los arrojara a la...