Eres mío: Parte 1/3. [Editado]

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     Una brisa helada comenzaba a sentirse en ésa noche, pero esto no impedía que algunas personas pasearán por las calles y éste era el caso para estos dos chicos que se encontraban camino a sus casas, después de haber sido echados de una fiesta de disfraces.

     Uno de ellos poseía unos profundos ojos negros, como el cielo nocturno sin estrellas ni luna, su cabello azabache se dejaba ondear por el viento, su tes pálida lograba resaltar esos pozos oscuros. Todo en el gritaba "Mirame, soy guapo y lo sé". El que lo acompañaba lo igualaba en belleza -aunque fuera ignorante a ello-, pero a lo inverso ya que él poseía orbes tan azules como el cielo despejado en pleno verano, su cabello rubio desordenado y de tes levemente bronceada. Apreciarlos juntos era como tener un pedazo del hermoso día y de la bella noche, incluso en sus personalidades se lograba distinguir.

    Pero el silencio de la noche fue irrumpido por un grito del rubio.

    - Ya callate Dobe, tu voz me tiene harto- exclamó molesto el pelinegro, para rodar los ojos al notar como su amigo le respondía con una puñeta.

     -¡No entiendes, Teme! No es justo que nos hayan echado de la fiesta solo porque me defendí- se quejó el rubio para cruzarse de brazos y soltar un bufido.

     -Dobe, le rompiste la nariz a Sai y no quisiste dar explicaciones- el pelinegro notó como el ojiazul cerraba sus manos en puños hasta blanquear sus nudillos-. Naruto ¿por qué lo hiciste?- en respuesta el nombrado solo se dejó caer en la acera cabizbajo. El azabache lo imito.

     -Teme, él se lo buscó, yo solo...- Naruto calló por un momento. Volteó su rostro para encarar a su amigo, quien lo analizaba-. Sasuke, él estaba hablando de Menma, no de una manera agradable, no iba a ignorarlo- la mirada azul del chico viajó por cualquier punto para evitar la mirada de su amigo-. Es mi hermano, aunque sea menor que él no quiere decir que deba dejar que hablen así de mi... Hermano- Sasuke notó como la voz de Naruto se quebraba en la última palabra.

     El brillo en la mirada azul del chico desapareció, como si nunca hubiera tenido vida. Sasuke no era idiota, conocía a ese Dobe desde pequeños y sabía cuando al chico algo le afligía -tampoco es que fuera bueno ocultándolo- y nadie mejor que él para entenderlo, ¿por qué? Porque a él también le había pasado lo mismo: amaba a su hermano mayor, y no como a un familiar.

     -Naruto- le llamó para luego apretar su hombro con una mano en señal de apoyo-. Si ya sabes que lo amas y él te corresponde, ¿por qué le huyes? ¿por ser tu hermano? Naruto, debes ser feliz, no regirte por el qué dirán los demás, o ¿acaso alguien arriesgaría su felicidad por el qué dirías tú? No seas patético Dobe.

     El rubio se sumergió en sus pensamientos, el quería ser fuerte, no importarle nada más que Menma, pero era enfermizo amar de manera romántica a tu compañero de matriz, aunque eso no impidió que Menma se le declarara hace pocos días. Pero alguno de los dos debía ser el cuerdo ¿no? Lo cual era irónico dado la personalidad del rubio.

     -No entenderías Teme- el nombrado frunció el ceño harta de la actitud de su amigo.

     -¿Seguro?- antes de que siquiera respondiera el ojinegro le encestó un golpe en la mejilla y se levantó furioso sin dejar de mirar a su amigo-. ¡Yo sé lo que se siente amar a tu hermano y sentirte sucio por eso! Pero, como Menma, aún así decidí armarme de valor y declarar mis sentimientos, contra toda lógica, para que luego me bateara alegando que estoy loco y eso es imposible. ¡Mierda, Naruto! Él está loco por ti, tú por él, deja el rollo y disfruta de lo que sientes ¡o alguien más lo disfrutará por ti! Y será muy tarde. Ahorrate el papel de víctima Usuratonkachi.

     Las palabras de Sasuke calaron en Naruto como un balde de agua fría. Era cierto ¿quién era él para decirle a Sasuke que no entendía cuando sabía de antemano cómo su amigo sufría por lo mismo que él? El rubio no evitó pensar que Menma podría estar igual que Sasuke justo ahora, juzgo al hermano del pelinegro, Itachi, por haberle roto el corazón a su amigo -prohibiéndose ambos de ser felices-, pero la realidad es que él era igual, incluso peor, que el mayor de los Uchiha. ¿Qué tan imbécil se podía ser?

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