Larry Stylinson Shots

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Este es el primer One Shot,ojalá les gusté, voy a subir el 2do inmediatamente cuando este capítulo llegue a los 3 votos :)






LA EDAD MEDIA FUE LA ÉPOCA EN LA QUE LA RELIGIÓN TENÍA ABSOLUTO PODER.



LOS HOMBRES PERTENECÍAN A LA CABALLERÍA Y RESPETABAN LAS NORMAS DE "DIGNIDAD, HONOR Y RESPETO"



PERO SIEMPRE HAY EXCEPCIONES...







Almost Lover





Para ser sincero, no me agrada mi época. Todo es muy complejo, hay pocas posibilidades y las cuestiones amorosas resultan... difíciles.

Bueno, vale, lo admito: no es difícil en general. Hay jóvenes para los que es supremamente sencillo, ya saben, tienen una vida arreglada con la familia noble perfecta, el matrimonio perfecto y la mujer perfecta. En mi caso particular, difería en lo último. Yo no deseaba a una mujer perfecta.

Yo deseaba a un hombre perfecto.

Lo peor era que ya lo conocía, y que batallaba a mi lado. Juntos éramos Caballeros de la Corte Inglesa. Sí, caballeros en esta edad atrasada y profundamente religiosa que impide la homosexualidad.

Y la castiga.

Mirar a Louis era vivir en un paraíso terrenal y mi actividad favorita. Me encantaba la forma en la que sonreía, se encogía de hombros e incluso, cuando su rostro denotaba el fragor de una batalla. También me gustaba, y quizá más, cuando se retiraba la armadura, quedando con el torso desnudo... como ahora.

-¡Harry!- chilló Niall, un amigo irlandés exiliado de su país, codeándome- Deja de verlo de esa manera, es muy obvio.

-Oh, no te quejes. Tú ves a Liam como si te lo fueras a comer, Horan- bufé.

El rubio se ruborizó, rodó los ojos y fue a hablarle a Payne como si fuese lo más normal del mundo. Como si no estuviese enamorado del castaño desde hace algunos años y este no se esforzara por mantener sus principios (Esfuerzo que, en realidad, no servía porque en cuanto veía al extranjero le salía amor por los poros).

A diferencia mía, Niall si tenía suerte a raíz de la soltería de Liam. Louis, en cambio, estaba "comprometido" con una damisela hermosa, llamada Eleanor y de la que me hablaba constantemente.

Ajá, esas conversaciones dolían. Por mi parte, jamás me había enamorado de nadie y las mujeres no me llamaban la atención en absoluto. Aunque por alguna razón, muchas me perseguían. Quién sabe por qué.

-¿Hazza?- me llamó Louis, por mi apodo- Necesito decirte algo. Más bien... hacerte una pregunta.

¿Qué nos escapemos juntos a otras tierras para amarnos por siempre? La respuesta es sí... ¡Oh, tengo que dejar de ser tan iluso!; pensé.

-Te escucho.

Removió sus manos, nervioso, y se mordió el labio. Últimamente actuaba extraño.

-Es que yo... ¿qué pensarías, sí, digamos, a Niall le gustase Liam?

Reprimí una risita.

-A él le gusta, Lou, se nota- Esa pregunta era inusual- Pienso que... el Amor es libre. Si se gustan, se gustan, y ya.

Eso aplicaba para mí.

-¿Seguro?, Sí el Rey Arturo se entera...

-Los asesina, lo sé- aquella idea me entristecía de sobremanera.

Permaneció callado un minuto. Un largo minuto.

-¿Darías tu vida por amor, Harry?- increpó. Ahora, su pulgar trazaba círculos en el dorso de mi mano.

¿Desde cuándo hacía eso? ¿Por qué...? No tuve miedo de responder.

-Sí, lo haría- contesté.

Sus ojos adquirieron un matiz azul más alquitranado. Podía leer deseo, temor y... y... ¿amor?

-Yo también- dirigió mi palma a la zona de su pecho en la que se encontraba su corazón. ¿Era yo o nuestra piel ardía?- Daría mi vida por ti...

Esa frase fue fulminante, pero ¿y Eleanor?¡Bah, en el olvido! El regocijo que se almacenó en mi interior era apenas contenible, pero él no lo contuvo. Su boca buscó la mía con una ansiedad que no imaginaba y me vi correspondiendo a un impetuoso beso, que hela a cualquiera.

Sus dedos recorrieron cada milímetro de mi espalda y terminaron enredados en mis rizos.

-¿Te dije, alguna vez, que me enloquece tu cabello?- gruñó. Era... impresionante.

El nivel y la temperatura ascendían de forma peligrosa; sin embargo, no se detenía. La textura de nuestras pieles era palpable, el espacio entre ambos, completamente nulo; y los corazones acompasados a un ritmo épico.

Ahí quedaron todos los valores y los supuestos que implicaba nuestra profesión.

La anatomía de los dos se hallaba... pecadora. El sacerdote, si viese esto, probablemente nos cortaría la cabeza. En el justo instante en el que cederíamos al instinto natural humano, un grito nos frenó:

-¡Asquerosos! ¡Blasfemos! ¡ENFERMOS!- el más fuerte de la compañía- ¡Son una deshonra para la caballería!

Louis se apartó pronto, asustado y me miró: sabía el destino que nos esperaba, y no era precisamente grato; y no obstante, tampoco denotaba arrepentimiento.






&&&






La celda era hedionda. Podía ver las ratas corriendo de lado a lado y recordar el dolor por sus pérfidos dientes clavados en mis pantorrillas. Llevábamos un tiempo encerrados: tanto él como yo. Solo que no tenía conocimiento de la ubicación de su celda; era obvio que no nos meterían en la misma.

-¡Salga! ¡AHORA!- rugió un hombre- Es hora de cumplir su sentencia.

Traté de ponerme en pie, pero las piernas me fallaron. Él me sujetó y me arrastró fuera.

El juicio había sido hace 2 noches y el veredicto era el que esperábamos: la muerte. Vislumbré la apariencia del Sabio y Venerable Mago Merlín y su expresión ni siquiera era severa; al contrario, era de pena.

-¡Ay, mis valerosos guerreros!- musitó el honorable anciano- ¡Que malvada a sido la naturaleza al unirlos!

En cuanto giré, mi mirada se encontró con la de Louis. Lucía terriblemente demacrado y había cientos de llagas en sus brazos y rostro. Su figura era dolorosa y, aun así, sonrió. Supongo que no me veía mejor.

Nos condujeron juntos al patíbulo. Lo único bueno de todo era el vivir en el Reino Artúrico: por lo menos, aquí las torturas no eran tan sádicas como nos contaban de otras partes.

Ver el pueblo reunido con ese gesto de asco en sus rostros, resultaba desagradable. La fila de caballeros era la primera al frente. Niall y Liam estaban cabizbajos, pero sus manos se hallaban secretamente entrelazadas. Nadie se daba cuenta.

-Lectura de Sentencia a los Caballeros de la Corte del Rey Arturo, Louis Tomlinson y Harry Styles- habló uno de los consejeros- Perdieron el derecho inmediato a la búsqueda del Tesoro Santo- se refería al Grial- Son una absoluta deshonra por padecer esa enfermedad- Dio una larga perorata sobre el tema. A mí no me parecía que fuese una enfermedad, pero en mentes cerradas como estas, no hay como entrar- Y por ello, morirán en el acto de ahorcamiento. ¡Verdugos, por favor!

No teníamos ni la opción de retractarnos si quiera. Un par de hombres forzudos nos empujaron hasta posicionarnos sobre la plataforma que caería y nos dejaría caer.

Me armé de valor para robarle un casto beso en la mejilla y gané una tosca bofetada que me reventó el labio.

-Esto fue mi culpa- balbuceó- Si yo no te hubiese besado...

-Nada. Si tú no lo hacías, lo haría yo- corté.

Esbocé mi más sincera sonrisa y él me la devolvió.

-Es un precio aceptable por probar tu boca.

Evoqué cada momento a su lado: desde cuando jugábamos como niños, construimos nuestra primera espada de madera... vencimos al enemigo... cuando le salvé de una herida mortal...

Era peculiar pensar que terminaríamos de esta forma.

-Uno...-inició uno de los verdugos. No cerré los ojos: deseaba ver a mi Louis hasta el último instante- Dos...

La brisa se sentía bien en esa tarde lluviosa. Pude divisar a lo lejos como nuestras familias lloraban y su prometida, me maldecía.

-Te amo, Lou- confesé, con voz trémula.

-Te amo, Hazza.

Palabras y miradas tan dicientes, que no hizo falta más. Representaron la felicidad completa, en cualquiera de los contextos, para ambos.

-Tres.

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