Heart.

Nunca pensé que te encontraría de nuevo.

No así.

Es un día común, el joven doctor Choi Minho está trabajando en el hospital, su rostro luce un poco cansado, sus pasos son lentos. Él está acostumbrado a llevar cargas pesadas sobre sus hombros.

Es triste, es cruel, pero la vida viene y se va frente a sus ojos y él es joven, es inteligente, pone su corazón y su pasión en su trabajo. Lo sabe, morir es natural y él no puede salvar a todos, no es como que no le importe, su corazón no es frío. No es más que el ciclo de la vida, la dulce calidez de la vida que viene y se va.

Choi Minho está dando la última vuelta del día por los pasillos, caminando al lado de un colega, en pocos minutos podrá ir a casa, por fin.

Cuando su celular suena en el bolsillo de su bata blanca retiene un gemido.

"En media hora deberías terminar ¿verdad?" Pregunta el otro doctor, Minho asiente.

"Mh"

Él responde a la llamada.

Detiene sus pasos mientras sus grandes ojos cafés se amplían. Es una emergencia, lo necesitan.

Es un chico joven, de veintiún años, está a punto de tener un paro cardiaco, algo está mal con su corazón.

Minho dice que estará ahí de inmediato, deja a su colega y empieza a correr por los largos pasillos, tan rápido como puede, la bata blanca fluyendo detrás de él.

˜

Hay un gran alboroto, hay mucho médicos reunidos alrededor de la camilla, pero Minho tiene manos rápidas y sangre fría, el interviene antes que los demás, mira las pantallas, el pulso es irregular, definitivamente algo está mal.

No, no respira.

Aún no ha visto su rostro, está demasiado ocupado hablando con los otros doctores y enfermeras, está tratando de definir su condición tan pronto como sea posible. Él chico tiene un cuerpo delgado, su camisa ha sido abierta para exponer su pecho y conectarlo a las máquinas, debe ser bastante alto, sus abdominales no son musculosos, su abdomen es plano, completamente sin vello, como un bebé.

Min Ho lo entuba.

Por primera vez, mira el rostro del chico, está pálido por la falta de aire, sus labios son un desastre, sus ojos están cerrados e hinchados. Está completamente inconsciente.

Tienen que darse prisa.

Las manos expertas de Minho dudaron un momento, incluso si las máquinas le están diciendo que es una situación de emergencia. No puede dejar de dudar.

Hay algo familiar en sus rasgos, en sus pómulos altos, en sus labios carnosos y su cabello rubio. Hay un recuerdo lejano, una reminiscencia, un pasado donde Minho no era doctor, y las vidas humanas no dependían de él.

En un instante Minho es llevado de nuevo a sus años de instituto.

No era un chico muy sociable en ese entonces, aquel chico era dos o tres años menor que él, no lo recuerda ahora, pero él sabe que siempre se sintió incómodo con él a su alrededor. Que fue un chico malo, demasiado torpe, con su mirada burlona y amigos ruidosos. Él era tan diferente de Minho.

Se conocieron, pelearon.

Él quería ser una estrella de rock. Minho quería ser médico. Pensó en la medicina no porque él fuera egocéntrico o por orgullo personal, sino porque le gustaba observar a la gente, tocarla.