— Eʟ ᴍᴀʀʀᴏ́ɴ ᴅᴇ ᴛᴜs ᴏᴊᴏs ᴀʟɪᴍᴇɴᴛᴀ ʟᴀs ғʟᴏʀᴇs﹐ ʟᴀ ᴄᴀғᴇɪ́ɴᴀ ʟᴀs ᴅᴇsᴘɪᴇʀᴛᴀ ʏ ᴅᴇ ᴇʟʟᴀ ᴍᴇ ʜᴀs ʜᴇᴄʜᴏ ᴀᴅɪᴄᴛᴏ﹐ NᴀEᴜɴ-ᴀʜ...ᴛᴇ ᴇxᴛʀᴀñᴏ. —
08 de septiembre de 2016, el clima era cálido, seguramente debía ser primavera. Hacía ya pocos días, los árboles comenzaban a florecer y la briza cálida paseaba por la ciudad, una ciudad donde el comercio se fortalecía con cada estación, acoplándose perfectamente a las necesidades básicas de aquellas diferentes tonalidades, pues el bello Seúl, pasaba de paisajes blanquecinos, a otros verdosos, terracota, crema y nuevamente; el blanco invierno invadía las calles.
Hoy, todo estaba extrañamente silencioso, eran apenas las 10: 30 de la noche y una silueta vacilaba frente a una vitrina, observaba cuidadosamente los Crisantemos, Lirios, Tulipanes y Rosas, pensándose si debía o no cumplir el capricho de quitarle la vida a una más de las flores, por adornar su apartamento. Aquella dubitativa joven, parecía más concentrada en las plantas que en su alrededor, mientras que como si de un ''tic'' nervioso se tratase, movía su pie izquierdo al ritmo de la música que desprendían sus auriculares y como si algo le hubiese llamado al interior de la tienda, se decidió.
Al estar en el interior, todo se volvió más colorido, Gardenias, Belladonas, Girasoles, Dientes de León y un sinnúmero de flores la saludaba, haciendo que los pasos de la fémina pasaran desapercibidos, hasta que sus ápices hicieron ronronear el timbre, para que segundos después, apareciese un joven, el joven que le atendería
— Es tarde, ¿desea algo en especial? — La voz de aquél, parecía mucho más fuerte de lo que su personalidad y rostro aparentaban, este tenía unos grandes y redondeados ojos marrón, los que se clavaron de inmediato en la joven cliente, más, lo que destacaba de su rostro, era aquella sonrisa, acompañada de un hoyuelo, el que adornaba perfectamente sus colmillos blancos, mismos, que no dejaron de mostrarse hasta que la chica habló.
— Quisiera seis rosas blancas, una belladona y... ¿tiene crisantemos japoneses? —
A simple vista, las mejillas de la pálida fémina comenzaban a llenarse de vida, con un sonrojo involuntario por su parte, aquel muchacho tenía una apariencia tan encantadora y parecía tan feliz... ¿Cómo podía ser tan feliz?
— Claro que tenemos, por cierto...¿es nueva en el barrio?, hoy...será una noche cálida...de hecho, ya estamos cerrando, si desea flores con más frecuencia, llámenos, hacemos entregas a domicilio— Explicó el masculino, mientras su figura desaparecía tras el mostrador, para volver a aparecer segundos después, con un trozo de papel en mano, mismo, que fue a parar a los delgados y huesudos dedos de la chica, mientras que él desaparecía en busca de lo que serían, las seis rosas blancas las plantas de belladona y ¿crisantemo japonés?.
— Lo soy, vivo a una cuadra, me mudé ayer por la noche— Explicó la voz femenina, mientras observaba la tarjeta de presentación.
𝙵𝚕𝚘𝚛𝚎𝚛𝚒́𝚊 𝙿𝚛𝚒𝚖𝚊𝚟𝚎𝚛𝚊
𝚏𝚘𝚗𝚘; 𝚇𝚇𝚇.𝟿𝟾𝟹.𝟸𝟸𝟿.𝟾𝟽
𝙳𝚒𝚛𝚎𝚌𝚌𝚒𝚘́𝚗; 𝙿𝚛𝚒𝚗𝚌𝚎 #𝟷𝟶𝟶𝟷
𝙳𝚞𝚎ñ𝚘: 𝙻𝚎𝚎 𝙷𝚘𝚗𝚐𝙱𝚒𝚗
𝙴𝚗𝚝𝚛𝚎𝚐𝚊𝚜 𝚊 𝚍𝚘𝚖𝚒𝚌𝚒𝚕𝚒𝚘, 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚌𝚞𝚊𝚕𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛 𝚎𝚟𝚎𝚗𝚝𝚘.
— ¿Usted es el propietario?... ¿Señor...Lee?
— Técnicamente, señorita, mi padre es el señor Lee, yo soy HongBin —Bromeó de forma sutil el chico, todavía sin salir de la parte trasera de la tienda, donde se preocupó de cortar toda y cada una de las espinas que las rosas poseían y al acabar esa tarea, tomó la belladona, el Crisantemo japonés color rosa y volvió a aparecer, sonriendo de forma amplia a la joven
— ¿Y cuál es su nombre? — La cuestión quedó en el aire por unos segundos, hasta que los rojizos labios de la fémina se dignaron a contestar, pues antes, se había mantenido absorta en la pequeña mancha de sangre que estaba dejando el dedo índice de HongBin en el papel de diario, con el cual envolvía el tallo de las rosas
— Soy NaEun —Acotó sin preocuparse por añadir más información, pues su atención se centraba ahora en la pequeña cartera donde buscaba una bandita.
Por alguna razón, en ese momento, el ambiente se volvió más cálido, si una mariposa hubiese revoloteado por los alrededores, habría podido escuchar perfectamente el tamboriteo arrítmico del corazón masculino, que comenzó a galopar cuando NaEun tomó su mano diestra, (La que tenía un pequeño piquete, producido por las espinas de las rosas que había cortado) y con delicadeza, puso la bandita. Un acto simple, pero peculiar.
Años atrás, HongBin hubiese dado una nula importancia al hecho acontecido, pero ahora, con su madre fallecida hacía solo dos años, valiéndose por sí solo, como un adulto responsable, ocupado de sí mismo y de una tienda, todo era diferente. Aquel gesto maternal, hizo que las mejillas del masculino ardieran en un carmín, las palabras le habían quedado suspendidas en el aire y solo podía ver a la pequeña y escuálida fémina que envolvía su dedo de forma maternal y preocupada. Quizá para el todavía había esperanza, quizá todavía podía existir alguien que se preocupase del chico primavera, tan cerca del frío invierno y del cálido verano.
— Debería tener más cuidado — Aunque todo parecía vivirse en cámara lenta por parte del castaño, solo habían transcurrido un par de segundos, los cuales bastaron para dejar prendida a la primavera. El tacto entre su mano y la femenina había dejado un sabor a ''Te conozco'', pues los fríos dígitos de la chica hacían perfecto contraste con la calidez de HongBin, esa calidez enternecida y acunada por la lluvia, vestida y forjada por la escarcha, embelesada y embellecida, por lo que era y siempre sería unas manos maternas.
— Suele pasar muy seguido, no debería preocuparse—Esta vez, solo un murmullo salió de los labios de Binnie, más sus ojos no se apartaban de las facciones femeninas, aquella era delicada, una pequeña muñeca viviente, su cabello largo caía por sus hombros y sus labios, dos pequeñas cerezas vestidas de invierno. Pero el silencio de aquella, lo hizo volver a sus acciones y terminando de envolver las flores, las extendió a nuestra pálida castaña.
— Hoy la casa invita... bienvenida al barrio, señorita NaEun—
— Muchas gracias, joven primavera, vendré mañana a buscar algunos dientes de dragón — Se despidió Nae, dejando atrás al masculino, sin voltearle a ver siquiera, pues su rumbo era nada más y nada menos que lo que aparentaba ser un hogar o lo que luego, aparentaría serlo.
Aquél, era el primer nudo de nuestro hilo rojo, en una noche, la tibia primavera se había enredado con el frío invierno, se había impregnado de rocío y no sabía bien que significaba, ¿Terminaría siendo devorada por las heladas que el invierno traía consigo?.Aquella noche, el joven risueño había quedado preguntándose que había pasado con su corazón, ¿es que estaba loco?, ella lo había llamado ''chico primavera'', ¿A qué se refería?, ¿Por qué lo decía?, ¿Habría...habría llegado bien? Sus rumbos se habían alejado, la pequeña muñeca viviente se había ido y como si un niño perdiese su juguete favorito, en lo profundo de su pecho, HongBin tenía un presentimiento...una cuadra, ella vivía a solo, una cuadra.
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La señorita invierno y sus tres estaciones
Fanfiction''Somos como los trenes, pasamos por las estaciones todo el año'', Decía la frase pegada sobre la puerta, ¿estaría bien leerla?, los ojos de la castaña brillaban y fue ahí, justo ahí cuando los hilos del destino se enredaron, formando un nudo entre...