No era consciente del momento en el que se había dormido en el autobús, y ni siquiera sintió cuando su libro se deslizó de sus manos porque el sueño lo había vencido, se había quedado toda la noche estudiando para un examen que ahora en cualquier momento que se quedaba quieto sin hacer nada había que sus ojos empiecen a cerrarse, incluso podría quedarse dormido parado.
—Disculpa —alguien le llamó —disculpa —volvió a llamarle consiguiendo despertarle —se te ha caído.
—¿Uh? —se perdió en los ojos del chico que le extendía su libro, pero no lo tomó porque sólo lo observaba, sin saber exactamente lo que sucedía.
—Se te ha caído tu libro —lo movió un poco para que el libro tocara la mano de su dueño y así lo tomara.
—Oh, gracias —hizo una reverencia y tomó el libro un poco avergonzado, de todas las formas en cómo le podía hablar al chico era la que menos digna.
Conocía al chico o bueno lo había visto muchas veces, siempre viajaban en el mismo autobús pero jamás habían compartido un mismo lugar, porque cuando él subía al autobús por lo general ya se encontraba lleno y tenía que viajar parado, o entre los últimos asientos, sabía también que iban en el mismo instituto porque portaban el mismo uniforme, sin embargo muy pocas veces lo había visto.
Un poco nervioso giró la cabeza observarlo, parecía que ahora todo el sueño que tenía se había ido, su mirada pasó desde su cabello negro, sus grandes ojos, su nariz perfilada hasta llegar a sus gruesos labios, en los que se detuvo más tiempo a observarlos, sintiendo el mismo deseo de probarlos que sentía cuando lo veía subir al autobús todos los días y él pasaba rápidamente su mirada por él, tenía aquel deseo de saber cómo se sentían, si eran tan suaves como se veían.
Lo vio sonreír y no lo imaginó para tener tiempo de apartar su mirada del chico, pero el chico se giró a él todavía con aquella sonrisa en su rostro, haciendo que una exclamación por la sorpresa escapara de sus labios, sin embargo el chico no dejaba de sonreír.
—Si al observarme me desgastase ya no existiría —dijo ampliando su sonrisa.
—¿Ah?
¿Es que acaso no podría dejar de actuar como un idiota frente a él?
—Que dejes de mirarme por favor, es incómodo.
Apretó sus labios y asintió, para ahora no ser sólo sus labios los que apretaba sino también sus ojos, no podía estarle pasando eso a él, no cuando ni siquiera había podido dormir por estudiar, tenía el deseo de golpearse su cabeza contra la ventana, pero eso no iba a matarlo, y tampoco iba a hacer que el bus se abra y la tierra también y así el pueda desaparecer por ser descubierto observándolo y además que le dijeran que era incómodo.
Soltó el aire que ni siquiera sabía que había estado conteniendo, sabía que todavía faltaba mucho para llegar al instituto, abrió su libro para continuar estudiando aun cuando ya no lo necesitaba, pero tenía que distraerse porque quería que su corazón dejase de latir tan rápido, además de que sólo pensar que el chico estaba a su lado hacía que esté nervioso, y algo verdaderamente vergonzoso podría pasarle, siempre era así, porque cuando más necesitaba esconder su torpeza ésta parecía reírse de él al aparecer y hacerlo quedar en ridículo.
—Eres de segundo año —la voz del chico lo sorprendió, haciendo que salte en su lugar, estaba demasiado cerca como para que esté tranquilo.
—Sí —murmuró, queriendo que se aleje, su cercanía lo estaba mareando, o tal vez su perfume que había invadido sus fosas nasales.
El chico se alejó de él, pero su perfume seguía en el aire, pero él se concentró en su libro lo más que pudo cuando escuchó que alguien saludaba al chico a su lado, pero así mismo luego de intercambiar unas palabras se alejaba caminando hasta la parte de atrás del autobús. Él no necesitó que le dijeran en qué parada de buses estaba cuando escuchó una risa estridente un poco delante de él, alzó la mirada para encontrarse con su amigo de tercer año que reía junto a su primo.
No los chicos que llamaron su atención no les tomó mucho tiempo localizarlo, muy pocas veces iban en el mismo autobús pero al ser la semana de exámenes al parecer era importante hasta para ellos llegar temprano.
—Hola Tae Min —dijo su amigo al momento que pasó por el asiento en el que se encontraba, pasando rápidamente la mirada al chico a su lado y luego la volvió a él, ensanchando la sonrisa que ya tenía en su rostro, y halando a su primo que ni siquiera tuvo tiempo de saludarlo, ni él siquiera de responder al saludo.
Suspiró, su amigo sabía lo que el chico a su lado causaba en él, porque un día cuando se quedó en su casa y viajaron juntos él se quedó tontamente viéndolo y para su amigo que era un experto no le costó nada saber lo que sucedía, insistiendo que debería hablarle si tanto le gustaba, y al parecer luego de meses era su oportunidad, sin embargo estaba tan nervioso que sólo podía ser cortante y o quedar como un tonto frente a él.
Miró por la ventana sin notar que ahora quien podría desgastarse si eso fuera posible sería él, porque la mirada del chico a su lado estaba sobre él, y no sólo su mirada sino que la de su amigo y primo también, incluyendo la mirada del amigo del pelinegro a su lado, porque todos parecían saber lo que sucedía ahí, era como si al compartir lugar en el autobús los hubiese convertido en los protagonistas de una película muy famosa.
No apartó su mirada del vidrio hasta que su instituto fue visible, empezó a guardar su libro en su mochila, la parada del autobús estaba como a media cuadra de la entrada del instituto, esperó a que el autobús se detenga porque al viajar muchos estudiantes del mismo instituto él no tenía que preocuparse porque el autobús fuese a pasarse.
No queriendo ser obvio vio como el chico a su lado tomaba su mochila y luego volvía su mirada a él, otra vez había sido descubierto mirándolo, sintió sus mejillas calentarse, seguramente estaban rojas, apartó la mirada y hacia la ventana, escuchando como el pelinegro aclaró su garganta, llamando nuevamente su atención, pero no tuvo tiempo de reaccionar cuando sus labios se posaron sobres los suyos.
Su corazón empezó a latir más rápido, seguramente todos en el autobús podían escucharlo, pero no intentó apartarlo ni tampoco le correspondió por la impresión, el chico se apartó de sus labios con una sonrisa.
—Me llamo Min Ho —dijo sonriendo antes de salir corriendo por el pasillo a la puerta trasera del autobús.
Le había robado su primer beso, estaba estupefacto por lo sucedido que casi no pudo reaccionar cuando el autobús iba a ponerse en marcha, gritó al conductor de manera suplicante que se detenga, tomó su mochila que continuaba en el suelo y corrió hasta la salida, todavía con su corazón latiendo rápidamente bajó del autobús, corrió un poco más hasta casi la entrada del autobús, teniendo la visión de aquellos cabellos negros entrando.
Sólo en ese momento empezó a asimilar todo, Min Ho, el chico al que veía durante meses sin haberle dirigido la palabra le había besado, tal vez tenía una oportunidad con él, no lo sabría y no hablaría con él nuevamente si no era que volvían a compartir un lugar en el autobús. Colgó su mochila de su hombro izquierdo se dirigió feliz a la entrada, tal vez el desvelarse estudiando no había sido del todo malo, ahora se sentía más que preparado para rendir ese examen que tenía a primera hora de la mañana.
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Te miro.
FanfictionSe había desvelado estudiando y jamás pensó que el quedarse dormido en el autobús haría que hable por primera vez con el chico que llevaba meses observando. Tal vez desvelarse no había sido tan malo. 2min.