Caminaba sola, tranquila, sin que nadie me moleste, escuchando los pájaros y mirándolos volar, pensé en lo divertido que debe ser volar, ser un pájaro, libre volando por donde yo quiera cuando yo quiera.
Me tropezé con una piedra como siempre me pasa, me reí de mi misma y seguí caminando.
Un cachorro negro con manchas blancas en el hocico me empezó a seguir hasta la esquina de la cuadra, llegué a la playa sintiendo el sonido de las olas chocando sobre ellas, las gaviotas volando cuando pasaba cerca, el aroma de la arena mojada y el agua salada.
Me saqué mis Converse, sentí el viento soplando mi pelo y el agua helada abrazando mis pies mojando las puntas de mis jans azules, me los arremangué y seguí caminando mirando la arena agarrando los caracoles enteros que veía. Puse mi cuerpo mirando el mar y miré los caracoles que tenia en la mano, algunos blancos con tonos rosas, otros con tonos lilas y otros completamente blancos, los lanzé con toda mi fuerza al mar, no calleron muy lejos, no tengo nada de fuerza, las gaviotas que estaban cerca se fueron volando haciendo ese ruido insoportable que hacen.
Vi un grupo de gaviotas en la orilla a lo lejos corrí hacia ellas asustándolas y haciéndolas volar como toda una adolescente de 14 años debe hacer.
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Invisible.
RandomUna adolescente antisocial y cobarde. Solo son palabras escritas por una adolescente con faltas de ortografía y sin conocimientos sobre la escritura. Solo palabras que no me atrevo a decir en voz alta.