Prólogo
Estaba sentada.
Muchas veces me he preguntado a mí misma en qué pensaba cuando se me acercó y hablamos seriamente por primera vez, qué fue exactamente lo que pensé cuando escuché su voz dirigiéndose hacia mí. No recuerdo muchas cosas de cómo fue el inicio, lo único que recuerdo es que estaba sentada.
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1
Pocos conocen el pequeño lugar donde vivo. Nos rodean kilómetros y kilómetros de bosque y terreno baldío. Cuando vienen turistas generalmente es porque se perdieron en el camino hacia su destino real, y cuando descubren el pequeño pueblo de Wortress solo intentan buscar las maravillas que encierra. Sin embargo, pronto descubren que aquí no hay más que 14,000 habitantes, algunos restaurantes, una iglesia, una biblioteca pública, un "centro educativo", una universidad y algunas otras tiendas que no son demasiado exóticas.
Mi casa está casi a las afueras del pueblo, no es tan grande ni tan pequeña, por fuera es roja, como el vino, y por dentro las paredes son blancas, tan blancas que la más pequeña mancha de suciedad se observa desde lejos.
- Gracias a estas paredes me siento dentro de una institución mental. – repetía una y otra vez Mary, mi hermana mayor.
- Me encanta la idea de que utilices términos como "institución mental", aunque ya te haya repetido muchas veces que el blanco es el color de la elegancia, no de un manicomio. – contestaba mi mamá cada vez.
- Pronto me iré y pintaré mi casa de todos los colores del arco iris.
Estas discusiones podían tardar horas, comenzaban con temas tan banales como el color de las paredes y terminaban con Mary enumerando las razones por las que tenía que vivir sola. A mamá no le molestaba la independencia, pero no estaba de acuerdo con la mayoría de razones de Mary. Para empezar, "tener 21 años no significa que eres libre de hacer lo que se te plazca, jovencita" y para terminar "¿por qué no un apartamento justo aquí, en Wortress?"
Siempre comprendí a Mary, cuando yo cumpliera 21 años también me iba a largar de este lugar, iba a buscar mejores oportunidades lejos, muy lejos. Lastimosamente, aún faltaban cinco años para eso, y a mis escasos 16, al parecer no era recomendable dejar de depender de mis padres.
Mi nombre es Anya, Anya Fages. Pocos sabían de mi existencia además de mi familia, un par de "amigos" y quizás, mis compañeros de curso. Cuando lo comentaba con Mary, me decía que a los 16 años no importaba que nadie supiera quién era, y que tal vez, incluso fuera un beneficio. "Piensa en todas las cosas vergonzosas que te han pasado y que nadie ha notado ¿no es eso algo bueno?". Supongo que sí, que tenía algunas ventajas, aunque realmente no pensaba mucho en eso.
Mis días solían pasar lentamente hasta el 7 de Marzo de 2010, el día en que el tiempo del reloj de mi vida comenzó a avanzar y no habría fuerza humana que lo detuviera.
2
La voz de mi madre sonaba muy aguda en las mañanas, siempre me preguntaba si era mi imaginación o si realmente su tono de voz era distinto en ese momento en particular.
- Hora de despertar. – dijo mi madre mientras yo me acomodaba más en las sábanas.
- Mrrsh.
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RomanceAnya vive en un aburrido pueblo en el medio de la nada, lugar donde ha crecido y ha vivido toda su vida, y realmente quiere irse de ahí, piensa que no hay nada en el mundo que hará que quiera quedarse, hasta que lo conoce a el...