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Un par de aclaraciones:

-Micaela y Bárbara, en esta historia, tienen la misma edad: 20 años (igual que Kevin y Pablo).

-Esta historia se situa en los años cincuenta pero mezclé objetos u expresiones de otras épocas.

—Cada día me canso más de las mujeres, Jacob. Míralas, creen que tienen derecho a votar o a estudiar, ¡las han criado para educar a sus hijos, no para educarse ellas! —Dijo Luis. Hablaba mal de las mujeres en frente a mí, a su propia novia, como si yo no existiera.

—Es por eso que necesitan una mano dura para controlarlas —Comentó su amigo—. ¿Te imaginas el descontrol que sería si tuvieran derechos? ¡Tendríamos que compartir cosas que sólo el hombre puede hacer! No puedo creerlo, piensan que pueden hacer cosas que sólo personas inteligentes, como nosotros, pueden.

—Yo creo que las mujeres que han estudiado pueden hacer las mismas tareas que los hombres —Opiné—. Hay que complementar los dos géneros, ya que hay cosas que los hombres, en la práctica, no pueden hacer, pero que las mujeres sí.

—Bárbara, esta es una charla de hombres, haz algo más útil y cocina, que tengo hambre —Luis solía hablarme como si fuera su sirvienta, y me enojaba.

—Pero Luis... —Intenté decirle lo que tenía pensado, pero no alcancé a pestañear que su mano chocó con mi cachete.

— ¡He dicho que vayas a cocinar, carajo! ¿¡Y ahora quién te has creído mujer, una más de nosotros!?

Con lágrimas en los ojos, me dirigí a la cocina y preparé lo primero que se me ocurrió. Les llevé la bandeja a la mesa y fui a buscar mi abrigo.

— ¿Y ahora a dónde vas? —Cuestionó mi novio.

—A pasear...

—Te quiero aquí antes de las ocho, Bárbara.

—Te amo —Dije, sin creérmelo.

—Vete, Bárbara.

Y le hice caso, de nuevo.

Llegué a una cafetería que estaba a diez cuadras de mi casa y me senté.

—Buenas tardes señorita, ¿qué desea? —Me interrogó una mujer joven.

—Un café solamente, gracias.

La chica apuntó la orden en un cuaderno y sin más, se retiró.

Estaba esperando mi pedido cuando por la puerta entra una chica. Era simplemente hermosa. Tenía el pelo negro o marrón, no lo pude ver bien. También tenía unos ojos celestes preciosos.

Lo repito, era hermosa.

Se sentó en una mesa continua a la mía, y sacó un libro.

¿Matemáticas? Pensé.

No había muchas mujeres que les permitieran estudiar, esta chica debía ser de alguna familia aristocrática, y seguramente los padres querían que ella estudiara para continuar cosechando dinero.

La chica sacó hojas y una pluma, y comenzó a escribir.

Llegó mi pedido, pero yo seguía mirandola a ella.

—Se llama Micaela, es la hija de Carlos Suárez —Comentó la moza.

— ¿Qué? —Dije sorprendida. Los Suárez eran una de las familias más ricas del lugar, la mitad de los campos de la ciudad pertenecían a ellos.

—Sí, su padre quiere que continúe con el negocio familiar, por eso la hace estudiar. Micaela suele venir aquí todos los días, ya que en su casa no puede estudiar.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2016 ⏰

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Los 50's (Barbica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora