Todos sus amigos lloraron y algunos se odiaron.
Todos sus familiares se lamentaron y viven cada día como si no existieran.
Y el chico que la amaba terminó volviéndose loco.
¿No lo ves?
El suicidio no es la solución, terminarás con tu pena pero se la repartirás a los demás.
Puedes estar pasando por muchas cosas, pero, ¿de verdad quieres ver sufrir a los que te quieren?
Sé fuerte y supéralo, nada es imposible. La vida merece la pena, ¡no la abandones!
No los abandones.