Pero la realidad es que nadie quiere oír la verdad.
Ningún tipo de verdad.
A veces intentamos convencernos de que preferimos conocerla a vivir en la ignorancia, pero no es así.
La verdad es cruel en muchas ocasiones. Eso nos duele. Y nadie quiere herirse, ¿no?
Por eso siempre es mejor mentir.