Miss Pettyfield.

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-¡Jaaaaaack!-.
Así se despertaba la señora Pettyfield todos los días, excepto cuando el mayordomo Jack hacía el ademán de llevarle el desayuno a la cama.
-¿Para que te pago? ¿Para que estes a todo lujo en mi casa? ¡Pues no! ¡Es para que me hagas las tareas, incluido traerme el desayuno a la cama!-.
Al instante, se escuchó un sonido de unas ruedas, y de menaje botando sobre metal. Provenía de la parte de abajo.

En unos minutos, Jack entró por la puerta del dormitorio de Pettyfield, con un carrito de metal, con una tetera, tazas, cubiertos, un plato con pastas y galletas variadas. Pettyfield miró de reojo al mayordomo:
-Te has pasado 10 segundos de la hora prevista. Es la tercera vez que te ocurre esta semana-.
-Lo siento señora-.
Pettyfield siguió sin mirarlo, estaba leyendo un libro.
-Mentira, no lo sientes. Déjalo aquí.- señaló a un lado de la cama, con su dedo índice, tan intimidante como siempre- Procura que no te pase lo mismo la proxima vez-. Pettyfield odiaba que Jack tardase todas las mañanas en prepararle el desyuno. Era muy estricta con la puntualidad, "como cualquier  inglés", según ella.

Después de tomar un baño de agua caliente con Sales Asiáticas, acicalarse y ponerse su mejor perfume, bajó a la cocina. Allí no vio a Jack, aunque no le importó. Miró la alacena, y decidió que comer: pasta al pesto y gambas, cosa que raramente comía, ya que no era muy adicta a la pasta, pero debía tomar una ración de carbohidratos. Le dejo la receta a Jack sobre la encimera. Sigió hacia el salon, siempre recta, como una buena señora. Al llegar, vislumbró la figura de un hombre tumbado en el dibán, sin zapatos y sin chaqueta. Se acercó sigilosamente, solo se oía el chirrido de las tablas del suelo a cada paso. Cuando llegó a la altura del respaldo, miro por encima de la cabeza y vio la cara de el mayordomo:
-¡Jaaaaaaaaack! ¡Qué haces dormido! Deberías estar haciendo la comida-.
Jack se sobresaltó y cayó rodando al suelo.
-Eh...Si si...Ya voy...-.
El mayordomo salió disparado hacia la cocina, con los zapatos y la chaqueta en la mano, mientras que Pettyfield se sentaba resignada en un sillón.

Despues de leer dos capítulos de un libro, salió al jardín. Bajó las escaleras del porche, y caminó hasta el lateral izquierdo de le casa. Allí se encontraba la caseta de Danyel, el Golden Retriever de Pettyfield. Cuando la señora se acercaba, Danyel corrió y se abalanzó sobe ella, sentándola en el cesped, el cual Jack debía haber cortado esa mañana, pero Pettyfield lo obvió. Estuvo un rato con el perro hasta que su estómago rugió, y decidió ir a la cocina a picotear algo.

Ya de noche, Pettyfield se fue a la cama temprano, como de costumbre, a leer un libro, en este caso "El escarabajo dorado" de Edgar Allan Poe, ya que hace poco se interesó por la novela de terror y suspense. No le dio tiempo ni a terminar un capítulo, ya que se durmió al instante.

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⏰ Última actualización: Sep 13, 2016 ⏰

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