Parte 3

284 39 3
                                    

Cuando Harry tenía treinta y cinco años se sentía muy solo. Joan ya era mayor y no necesitaba que le cuidasen. También era demasiado viejo para seguir siendo Harry el chico guapo de la biblioteca. Trabajaba en una escuela muy aburrida en Barcelona y solo hace un tiempo su gata había muerto.

Harry sabía que aquello pasaría de todos modos, cuando adopto a la gata ella ya estaba enferma sin embargo duro nueves años con él. Se acurrucaba en su regazo y ronroneaba cada vez que Harry pasaba una de sus grandes manos por sus orejas.

La suerte –vista desde un lado positivo– era que Harry conocía mucha gente desde que trabajaba en la escuela y los viajes  de una ciudad a la otra también le servían para sociabilizar. Las tardes, libres, los días libres y generalmente ese poco tiempo libre que tenía un profesor se metía con sus colegas a un viejo bar y se bebían unas cervezas frías. Incluso, en uno de esos viajes al bar había conocido a alguien.

Este era Guillen. Era casi o un poco más alto que él, tenía unos expresivos ojos grises y un pelo rubio muy peinado. Guillem era hablador y le gustaba tener la razón, no le gustaba que le corrigieran y era muy catalán para sus cosas porque Guillem no era español como todo el mundo, él era Catalán.

Así que consiguieron llevarse por un tiempo. La relación era abierta y liviana, no tenían que preocuparse tanto por el otro y cuando uno necesitaba compañía ahí aparecía el otro. No se necesitaban pero si les gustaba sus compañías. Incluso Guillem había conseguido que Harry olvidase tan solo por unos momentos a Louis.

Pero en cuanto Guillem le propuso que formalizaran su relación Harry se asustó tanto que lloró otra vez como un bebé diciéndole que no era capaz. Seguía enamorado de Louis y no podía mentirse a sí mismo ni a Guillem.

Guillem, aunque era muy especial para sus cosas, él tenía un gran corazón y esa noche, con la luz de las velas y las rosas en el suelo que él había preparado para Harry, le consoló  y le dijo con la misma voz que utilizaba cuando hablaba con su perro que todo estaría bien. Entendió tan bien como Harry se sentía que él no pudo evitar preguntarse qué le había pasado a Guillem. Pero calló y dejó que le sostuviese por esa noche.

Ahora Harry estaba en el tren camino a su piso. Iba leyendo las notas de una libreta que encontró en su cuarto cuando visitó a su madre las vacaciones pasadas. Era de más o menos cuando tenía dieciocho años y recién se había dado cuenta que estaba enamorado de Louis. Habían partes de canciones, garabatos y muchas notas sobre Louis. Diciendo como le gustaba que su cabello estuviera peinado de tal forma, o como se había sentido con él o incluso detalló todas las cosas que no le gustaban de Louis. Leyendo y riendo un poco de su letra desordena y de todas las tonterías que tenía llego hasta casi el final de la libreta, encontrándose con una nota  que no era suya.

 Tardó un par de segundos en reconocer a quien pertenecía la letra y al momento sus ojos se llenaron de lágrimas. Era de hace un año, la fecha estaba escrita en la parte alta de la hoja y en algunas partes la tinta estaba corrida. Dudó un par de segundos en leerla; de todos modos lo hizo.

“¿Tú me conoces, no? Tú me conoces tan bien que lo sabias desde el principio. Sabias quien yo era sin que yo te dijera nada y sabes que yo en algún momento me daría cuenta de que siento lo mismo que tu sientes por mí. Tarde catorce años y los dos abemos que eso es mucho tiempo, que tú no deberías estar esperándome y que yo debería darme por vencido. Pero tú lo sabías desde el principio, sabías que no me daría cuenta y haría muchas de las cosas que hice.

Y aun así esperaste.

No escribiré diciéndote cuan mal lo he pasado ni cuanto lo lamento, porque sé que lo has pasado peor. Pero sí te diré que me di cuenta y como no sé dónde estás ni tu madre me dirá, estoy dispuesto y decidido a buscarte.

¿Sabes qué? Una vez me dijeron que el amor espera y yo esperaré por ti una eternidad”.

Harry dejó que las lágrimas cayeran por sus mejillas y con cuidado doblo la nota y la guardo dentro de la libreta. Realmente no se veía capaz de hacer nada. Las manos le temblaban y la cabeza le daba vuelta, sentía que si no se bajaba de ese tren en cualquier momento se desmayaría. Por suerte ya casi estaba por lo que pudo estar allí ignorando las extrañas miradas que la mujer a su lado le estaba dando.

Cogió sus cosas y en cuanto el tren se detuvo en su estación, Harry salió lo más rápido que pudo.

Una vez estuvo fuera sus hombros cayeron y cerró los ojos tratando de controlar su respiración pero entonces un sollozo escapo de sus labios. Como aquel día que enteró que Louis se casaría o como el día que se confesó, lloro tal vez unos treinta minutos o una hora de pie en medio de la estación sin importarle nada. Harry pasó una mano por su cabello tratando de controlarse sin embargo nada resultó. Resignado y hecho un mar de lágrimas comenzó a caminar.

Harry sacó las llaves del bolsillo de su chaqueta cuando estuvo cerca del su portal sin fijarse en nada de lo que estaba a su alrededor. Pero entonces cuando iba a meter la llave en la cerradura, alguien susurró a su lado:

—Te encontré.

Harry al instante que las palabras se fundieron en su cuerpo supo quién estaba allí, a unos pasos detrás de él, seguramente con una sonrisa en el rostro. Harry se lo imagino unos instantes antes de darse vuelta, esperaba ver a un Louis demacrado con ojeras hasta los pies y feo como nunca fue. Pero no quería ver a Louis, al guapo Louis sonriéndole.

Se giró sobres sus tobillos y cuando alzo la mirada no puedo evitar que una sonrisa triste se escapara de sus labios.

Era cierto, allí estaba Louis con una sonrisa en los labios y un brillo esperanzador en sus ojos. Aunque no era el Louis que Harry había dejado antes de irse o el mismo que vio por última vez en el supermercado y no le miro ni le saludó.

Harry lloró pero no como cuando se enteró que Louis se casaría o como cuando le contó a Guillem todo su dolor, esta vez lloró de felicidad y tal vez un poco de rabia.

Louis estaba allí, pero no como ese Louis que estaba con Eleanor sino como el Louis del que Harry se enamoró. Entonces, volvió ver a través de él. Lo vio a través del brillo de sus ojos, de la sonrisa tonta, de los ojos cansados y a través de su alma agotada. Ese, ese Louis que se mostraba débil y a la vez feliz, que le sonreía y estaba llorando, era su Louis.

Soltó su bolso, sus llaves y todo lo que llevaba encima antes de correr hacia Louis quien lo recibió a gusto en sus brazos.

—Me has encontrado —murmuró Harry, apretándose un poco más contra el cuerpo de Louis. Estaba aquí por él y por eso Harry se sentía feliz.

Ya no tenía que llorar, ni lamentarse ni buscarle sentido a su vida. Porque Louis ya estaba aquí y no tenía nada que esperar.

***

Bien, eso era todo. No es mucho y bueno, espero que os haya gustado, porque a mi me gusto mucho escribir esto. Ahora, no sé realmente como funciona esto pero espero que si alguien lo lee le guste 

xoxo

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 30, 2013 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

I'll Wait For YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora