Blood |Shū Sakamaki| [One-shot]

Capítulo único.

Capítulo único.

Sayuri se mordió nerviosamente los labios mientras miraba fijamente la puerta del salón de música, preguntándose cómo haría para entrar. No es que el salón estuviera cerrado, sino más bien todo lo contrario, pero allí se encontraba un chico que se había adueñado por completo del susodicho salón desde que prácticamente había comenzado sus estudios en la Academia y no permitía que más nadie aparte de él entrara porque ese era su lugar de descanso, o bueno, eso le habían dicho los demás estudiantes que conocían desde hacía tiempo a Shū Sakamaki. Ella lo conocía desde hacía un par de semanas pero solo de vista, lo cual era en pocas ocasiones ya que éste llegaba y se encerraba en el salón a descansar. Le parecía un chico atractivo sin lugar a dudas; de cabello rubio, un poco rizado y de ojos azules brillantes.

Ella no era cobarde pero después de tantos rumores que había oído de la boca de los otros estudiantes, se sentía ligeramente asustada, y si no fuera porque el apreciado violín que le había regalado su abuelo lo había dejado allí dentro cuando él no había asistido el día anterior, ella no estaría ahí, preguntándose qué hacer mientras miraba fijamente la puerta como una boba. Sabía que Shū, o mejor dicho, todos los hermanos Sakamaki tenían mucha influencia en la Academia… ¿La expulsarían por interrumpir al hijo mayor de la prestigiosa familia Sakamaki? Esperaba que no. Le agradaba el lugar y se había encariñado ya con los amigos que había hecho con dificultad.

—Bueno, Sayuri, no puedes tomarte toda la vida para decidir. Simplemente tienes que entrar, disculparte por interrumpirlo, tomar tu violín y salir corriendo como alma que lleva el Diablo—habló consigo misma, inhalando y exhalando para tranquilizarse. Tampoco debía exagerar como hacían sus compañeros, no era como si Shū se fuera a lanzar a su cuello y chuparle la sangre hasta dejarla como una pasa.

Sayuri se rio en voz baja de tal pensamiento absurdo y finalmente giró el pomo de la puerta. La vista que se encontró al entrar la dejó maravillada. El mayor de los Sakamaki reposaba sobre el enorme sofá con una mano detrás de su cabeza y otra encima del pecho, la luz de la luna que se filtraba por la ventana estaba sobre él, dándole un aspecto más atractivo, a su parecer.

—Uh…Yo… Lamento interrumpirte—musitó Sayuri con la voz aguda y las mejillas rojas. No sabía si él la escuchaba porque aparentemente estaba dormido. Con la mirada, buscó rápidamente su violín, encontrándolo justo al lado del sillón donde estaba acostado el Sakamaki. Trago saliva y se acercó lentamente, temiendo despertarlo.

Cuando sus manos tocaron su querido violín, una voz muy masculina la sobresaltó y miró a Shū, que sin moverse, la miraba con los ojos ligeramente entrecerrados.

—Hueles bien. —Fue un murmullo ronco que la dejó asombrada pero por dichas palabras, ¿a qué se refería con que olía bien? Ella ni siquiera usaba perfume, además, no estaba tan cerca como para que él pudiera decirlo. Y de repente, él sonrío, pero era una sonrisa fría que la hizo estremecerse. Lentamente Sayuri se levantó, sosteniendo su violín y sin apartar la mirada de Shū. Su yo interior le gritaba que saliera corriendo, pero simplemente no podía apartar la vista de tan bello rostro—. Me dan ganas de morderte.

Abrió los ojos en par en par, al oír tal declaración.

— ¿Q-qué?— tartamudeó, sin comprender al Sakamaki, que seguía mirándola con su misma expresión de frialdad.

—Pero estás demasiado lejos. —Ladeó el rostro y levantó la mano que estaba sobre su pecho y se la tendió—. Acércate, humana. Déjame saborearte.

Sayuri dejó de respirar hasta que sus pulmones le exigieron que lo hiciera. Tragando nuevamente saliva, comenzó a alejarse con pequeños pasos mientras su corazón golpeaba violentamente contra su pecho. Comenzaba a sentir miedo hacia aquel chico de brillantes pero fríos ojos azules que, además, se refería a ella como humana, como si él no lo fuera.

—Y-yo… L-lo siento, pero tengo que irme. —Sayuri se giró por completo y ni siquiera pudo dar dos pasos cuando fue violentamente empujada contra lo que ella supuso que era el sofá mientras su violín golpeaba contra el piso. Shū se cernió sobre ella, sujetándola de tal manera que no pudiera moverse para huir. Estaba atrapada entre su cuerpo— ¡S-suéltame!—chilló, forcejeando con desesperación, recibiendo otra sonrisa espeluznante de parte de él. Ella miró en dirección hacia la puerta, rogando que alguien la ayudara aunque sabía que nadie lo haría porque todos estaban en clase. Y fue entonces cuando sintió la húmeda lengua del Sakamaki sobre la piel de su cuello y seguidamente sintió dos pinchazos terriblemente dolorosos. Tardo poco en darse cuenta que él la había mordido, pero ese no fue el único lugar.

Aterrorizada por tal acción propia de los seres que pensaba que no existían, Sayuri forcejeó y chilló entre lágrimas mientras sentía como su cuerpo cada se volvía más y más débil, hasta que hubo un momento en el que simplemente ya no pudo moverse.

Él dejó de morderla para mirarla.

—Tú sangre es caliente y deliciosa—sonrió y se volvió a inclinar sobre ella, mordiéndola esta vez en el hombro, haciendo que le brotaran nuevas lágrimas de los ojos. Se sentía cansada, muy cansada y poco a poco su vista se fue oscureciendo, hasta que finalmente se rindió y dejó que la oscuridad la invadiera por completo, pero no sin antes escuchar:

—De ahora en adelante eres mía.

Esta es la primera vez que escribo sobre algún personaje anime que no sea Naruto y me ha gustado mucho como me quedó. Desde la primera transmisión de Diabolik Lovers amé a cada uno de los Sakamaki, sobre todo a Shu y Subaru.

Primero pensé en hacer una historia, pero luego me dije que sería muchísimo mejor que comenzara con un one-shot y dependiendo de lo que me digan ustedes sobre si les gustó o no, me decidiría a hacer una historia.

-ackermxn dedicado a ti porque te amo y fuiste la que hizo que escribiera por primera vez de Diabolik Lovers<3