—Bienvenido— Jiwon tomo la mano del desconocido en un apretón formal. Sonrisa cordial en el rostro, atardecer templado —Seré tu Supervisor Koo Junhoe. Así que cualquier duda, no dudes en preguntarme — guiño un ojo, tratando de parecer amable al nuevo miembro. Cierto ambiente de paz rodea la oficina, Jiwon siente que será agradable su estadía en la empresa.
—Gracias, supongo que conoce que me llamó Kim Jiwon. Pero no tiene nada de malo repetirlo— al sonreír sus ojos se cerraban más de lo normal, simulando unas rayitas. June pensó que era gracioso más se reservó los comentarios.
Situaciones fuera de lugar entretanto Jinhwan viraba desde su oficina, a través de la ventana con las persianas descorridas.
•••
Precipitado teniendo en cuenta que apenas había pasado una semana desde el primer momento en que se presentaron. Inexplicablemente se diluyeron entre una pasta homogénea de miradas cruzadas, sonrisas, chocar los hombros amenamente. Hasta llegar al punto de sincerarse en unos cuantos aspectos que saltaban a la vista si es que los cuadros le ameritaban, cada que el corazón añoraba cierto consuelo humano. Los compañeros se percataron de su juego, temerosos de poner en tela de juicio los métodos del Supervisor; no eran estúpidos pues este era el contacto directo con el encargado (Jinhwan) quien tenía el poder de sacarlos de la empresa, apenas levantando un dedo. Porque este confiaba plenamente en Junhoe, no creía que fuese capaz de coquetear con uno de los empleados. Si tan siquiera conociera la relación tóxica que los enlaza, sería un golpe equivalente a un trauma, esos que requieren la visita a un psicólogo.
Jiwon beso a Junhoe en la fiesta de Bienvenida, aclarándolo como un hecho elocuente y no alocado. Nadie los vio en ese momento, pues Junhoe tenía una reputación que mantener. Cosa que no le detuvo a invitarle a continuar en un lugar más tranquilo al jaleo que se llevaba a cabo en las oficinas debido al pequeño "Carnaval de los nuevos" que siempre llevaban a cabo al momento de reclutar a nuevos empleadores. Quizá no lo pensó, puede que lo haya planeado con sumo cuidado ¿Quién comprende a Junhoe? ¿Quién comprende a Jiwon? No tomaron lo suficiente para culpar el alcohol en la sangre, aunque ante tales términos querían mantenerse en sus sentidos para acontecer el acto sexual.
"La noche se ha ido, éramos hermosos"
Lo sabían, desde el primer instante en que tomaron sus manos. Pulsaciones ocultas, mandando este mensaje incrustado en el que uno se enamoraba, mientras que el contrario lo miraba como la opción a una aventura prohibida ¿Que correspondía a cada uno? Eventualmente las ideas se combinaban en sentimientos encontrados, engorrosos como la algebra del amor y demás problemáticas escritas en las marcas que dejaban en el cuerpo.
"El final es sorprendente, aunque es igual a la noche anterior"
— ¿Dónde está Jiwon? — cuestiono a Jinhwan (entrando a la oficina sin preguntar) este levanto la mirada de los papeles que segundos atrás leía. Esa mañana no se presentó al trabajo, cuando apenas la noche anterior habían compartido una velada en la que los sentimientos de Junhoe se ponían en tela de juicio — ¿Jinhwan?
—Honestamente no tengo idea, solo dejo esto — le extendió una hoja a June; era una carta de renuncia —No te preocupes, el puesto es muy deseado. Encontraremos un remplazo fácilmente.
"Entonces detengamos este anochecer poco a poco y regresemos a aquella mañana en la que aún no estaba aquí"
Confundido abandono la oficina de Jinhwan, asintió con la cabeza y dibujo una sonrisa extraña en su rostro. No comprendía las razones de Jiwon para desaparecer tan repentinamente, pero no podía expresar la situación detrás de sus señales, era un secreto que jamás se atrevería a difundir. Fue que al adentrarse en su propio espacio, dio con una tarjeta reposando en el escritorio "Koo Junhoe" rezaba con la inconfundible caligrafía de Jiwon.
"Bienvenido a mi Carnaval, cuando inicie te abandonare"