Fuera De Lugar

Mikaela Mored

Hola, soy Mika. Tengo 16 años y he vivido una vida normal, mis padres casi nunca están en casa así que no les conozco muy bien. Soy bajita, mido 1,55, soy pelirroja y tengo los ojos color miel. Me encanta leer y escuchar música, adoro el color rojo.

Estoy escribiendo este diario porque noto que alguien me está vigilando, cuando duermo, cuando como, cuando me ducho, cuando voy al instituto... Siempre tengo la impresión de que alguien me vigila todo el tiempo. Esto comenzó este mes, noviembre, estaba caminando por la calle con mis auriculares puestos cuando vi a un hombre apuntando cosas en una libreta mientras me miraba fijamente. Pensé que era imaginación mía pero esa situación continuó.

Eso fue el día cinco y ahora estamos a diez, cinco días aterrorizada por si llegaba a hacerme algo ese hombre. Hoy me levanté y encontré un vídeo extraño puesto en la televisión, era un hombre mirando a la pantalla y votando una pelota mientras sonreía con cara de loco, ese hombre llevaba traje y un peinado extraño con la raya en medio y las orejas sobresaliendo cómo si fuera un elfo, el fondo eran diferentes colores que parpadeaban haciendo un efecto de epilepsia. Lo vi durante unos minutos pero en seguida fui a desayunar, claro que sola porque mi madre se va muy pronto al trabajo y me dejó el desayuno preparado.

Cuando volví a mi habitación, estaba todo oscuro, tenía fotos de una habitación como de cárcel con dibujos hechos en rojo sobre las imágenes. Estaba asustada. Corrí a encender la luz pero... no había nada. Las imágenes desaparecieron junto con la oscuridad, en ese momento me pasó lo que me lleva pasando siempre, PAREDES. Paredes invisibles que no me dejaban seguir, me daban claustrofobia esas paredes tan diminutas que no me dejaban ni respirar. Estoy intentando escapar de esa habitación invisible, pero es inútil, unas manos me inmovilizaron. Tengo la boca tapada y los brazos sujetados, no entiendo cómo puede hacer tanta fuerza cuando ni siquiera puedo notarlo detrás. He caído al suelo y no puedo hacer nada, tengo los ojos tapados. No puedo evitar pensar en la familia que casi no recuerdo ni en los amigos que solo están en mi cabeza.

Siempre he sido una persona solitaria, siempre he pensado que la soledad es mejor para pensar. Grito, corro, doy vueltas... Puedo hacer lo que quiera si estoy sola pero si tengo una mejor amiga. Ella tiene el pelo corto y castaño, con mechas rubias, los ojos marrones café y la piel un tanto morena. Se llama María. Ella siempre ha estado a mi lado y nunca me ha abandonado, cuando estoy aburrida ella viene a verme o hace el tonto conmigo cuando me divierto. Ella siempre ha sido como la hermana que nunca tuve. No recuerdo como la conocí pero si como nos leíamos la mente o como siempre hacíamos para que nos pusieran juntas en las clases. Siempre juntas.

Me desperté pensando que todo era un sueño pero seguía con los ojos y la boca tapados, los brazos y piernas inmovilizadas y la cabeza dándome vueltas. Oía unas voces que me hablaban a mí, me decían que me levantara pero no podía. Todas esas voces sonaban seguras, me decían "No se cómo estas así", "Tendrías que aclarar tu mente", "Los que te han hecho esto deberían pagarlo", "¿No te gustaría que estuvieran de rojo?"...

También oí a María pero su voz sonaba más asustada, decía cosas como "¡No me pueden hacer esto!", "¡Soy parte de ella!", "¡Mika!", "¡Mika!", "¡Mika debes protegerme!". Oía como sufría, como lloraba, como gritaba, como luchaba, como resistía, como me rezaba... Lo oía todo.

Desperté.

Solo había sido un sueño.

Un horrible sueño.

Estoy en el suelo de mi habitación, justo donde me había caído al intentar traspasar la pared invisible. Está sonando el timbre y bajo a abrir, es María. Corro a abrazarla y a llorar en su hombro mientras la cuento el sueño pero dice que es solo un sueño porque ella está aquí, conmigo. Esta noche se quedará a dormir a mi casa por si vuelve a pasar.