1.

14 1 0
                                    

CAPÍTULO 1.

~Eliot~

"Es una lastima, pobre chico."

Pensaba "antes de perderme."
Fui abandonado a la edad de 3 años. ¿Razón? Según mi abuelo, ellos nunca desearon tener uno boca más que alimentar "nacimos para vivir aventuras...no para criar a alguien como él."
Era lo que venía conmigo al dejarme frente a la puerta de mi pobre y viejo abuelo. No los odio por abandonarme, a decir verdad "yo también odio a los niños."

Aún más a los niños "estupidos" y "excéntricos."
Y pensar que yo también soy alguien así, quizás dios por eso me maldijo con una vida llena de infelicidad.
Primero mis padres, ahora mi abuelo.
No obstante, soy demasiado curioso lo que es peor que ser un niño "estupido" y "excéntrico."

¿Conocen el dicho... "El aburrimiento se cura con curiosidad. La curiosidad no se cura con nada." ?
Es verdad. Ese día...yo estaba realmente aburrido, sentía que en algún momento de mi infeliz vida podría morir por culpa de esa palabra.  Pero claro no podría evitar sentirme apegado a ella después de todo "el aburrimiento se cura con curiosidad."
Y curiosidad era mi segundo nombre.

Por eso, decidí guardar todo lo de valor en una pequeña maleta, huir antes de que "esas" personas me encontrarán y explorar ese húmedo y trivial bosque, que se encontraba a unas millas lejos de la ciudad, ese que cuando vas conduciendo, te muestra carteles con frases como "prohibido el paso" o "no entrar", ese al que le tenía tanta "curiosidad."
Aún recuerdo la calidez del pequeño escalofrío que recorrió mi cuerpo a estar a tan solo un paso de entrar en este.
Era como si me llamara, casi como si me dijera que yo estaba destinado a entrar en el.

Inhale fondo tratando de memorizar el aire fuera del bosque, cerré mis ojos y camine...tanto como pude, esperando poder perderme dentro de este laberinto lo más rápido posible... para cuando abrí los ojos el entorno brillante lleno de autos y una que otra persona que pasaba, había desaparecido dejando solo una abrumadora oscuridad rodeada de un olor un tanto inusual casi como a lavanda o encinos.

Pero...estaba equivocado, mi propia estupidez me cegó, me impidió ver lo que estaba al frente mío.

Soledad, al final de todo soy igual a mis padres alguien "egoísta."

Por culpa de mi curiosidad y ganas de vivir, termine estando solo y sin una vida.

Cerca de tres horas llevaba caminando. Era extraño ya que mis pies no se sentían cansados y de mi no escurría ni una sola gota de sudor, lo que era extraño ya que yo no me destacaba por ser atlético.

El tiempo cada vez se hacía más lento y el frío aumentaba según los pasos que daba, poco a poco me percaté que no estaba solo, sombras a mi alrededor me llamaban, podrían ser las voces que escuchaba cuando estaba apunto de entrará.
Primero me insultaron a más no poder, después callaron y miraron el suelo. Seguido de eso comenzaron a moverse por sí mismas, hasta ahorita solo parecía como si volaran.
Unas corrían, otras caminaban al mismo paso que yo, y una que otra solo se quedaba quieta y lloraba para después reaccionar un poco tarde.

¿Seré yo el primero?
A pesar de que había tantas sombras yo era el que iba a delante de ellas, un paso, dos pasos, no importa cuánto yo estaba al frente, no fue hasta muy poco que justo frente mío se encontraba una sombra un poco extraña, está lloraba, pero tenía una gran sonrisa en su rostro, como si todo esto fuera cosa de otro día normal en este pequeño pueblo desconocido.

¿Cuánto tiempo llevábamos caminando?
Sonará extraño pero mi reloj de bolsillo había dejado de funcionar hace unos momentos, y no quería sacar mi celular de la maleta, ya que si lo hacía perdería tiempo y una de aquellas sombras podría tomar mi lugar.

Fueron segundo en los que pensé que aquella luz brillante que se encontraba al fondo de aquel oscuro bosque podría ser a lo que los humanos y creyentes llamamos "cielo" o el "purgatorio" los instintos de estar muertos y querer una vida en paz se activaron. Cada una de las sombras dejo de caminar para comenzar a correr intentando ser el primer lugar, el primero en entrar a ese "cielo". Obviamente no me quede atrás, ya que mis instintos me gritaron "¡Muévete!"

Y justo cuando atravesé aquella luz me di cuenta que aquello que nosotros creíamos que era el lugar perfecto para morir, no era más que un infierno más. En el que nos esperaban cosas peores.

Un hospital psiquiátrico.

TRASTORNO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora