Era una mañana igual que las demás, llevaba esperando durante diez minutos a que mi mejor amiga saliera de su casa para ir al instituto, pero lo de llegar tarde era normal en ella.
Cuando estaba apunto de irme apareció por la puerta, aunque no parecía muy contenta.
-¿Qué te pasa?¿Y esa cara?-le pregunté.
-Mañana tengo exámen de Latín y me quedé toda la noche estudiando- me respondió Loinaz.
Mientras nos aproximábamos al instituto empezó a sonar la campana. Cogí a Loinaz del brazo y empecé a correr para no llegar tarde otra vez.
El día se me estaba haciendo larguísimo, pero por fin era última hora y, aunque estuviera agotada, no podía evitar hablar con Loinaz.
De repente la puerta sonó, el director entró, y para nuestra sorpresa no estaba de mal humor como era habitual. Se dirigió hacia nosotras y nos pidió salir un momento fuera para hablar.
-¿Hemos hecho algo malo?-le pregunté preocupada
-Yo no he hecho nada malo-replicó Loinaz.
-No se preocupen señoritas Sorrosal y Castro no os llamo para echaros ninguna bronca.
-Entonces...¿de qué se trata?-preguntamos a la vez.
-Habéis sido becadas para ir a estudiar el bachillerato y lo que queda de curso a una escuela en Londres- nos explicó el profesor.
No podíamos creer lo que acabábamos de escuchar, teníamos los ojos como platos y estábamos realmente sorprendidas.
-¿Esto será una broma, verdad?- dijo Loinaz todavía sorprendida.
-No es broma señoritas, mañana mismo partís hacia Londres. Eso sí, a estudiar ¿eh?- dijo el director.
-¡AHHHHHHHHHH!¡NOS VAMOS A LONDRES!-gritamos las dos.
No paramos de hablar sobre lo sucedido durante lo que quedaba de clase. Lo único malo que tenía era que no volveríamos a ver a nuestros compañeros y amigos durante mucho tiempo. Hasta pasó por nuestras mentes que no les volveríamos a ver nunca más, ya que las dos siempre habíamos querido ir a vivir al extranjero.
De camino a casa las únicas palabras que salían de nuestras bocas estaban relacionadas con el inesperado viaje a Londres.
-¿Te puedes creer que nos vayamos a ir estudiar a Londres?-me preguntó Loinaz.
-Puff, es nuestro sueño hecho realidad, lo único que no sé es quién ha enviado las solicitudes.
En ese momento, nuestros padres aparecieron por la puerta de la casa de Loinaz.
-¡MAMÁ!¡PAPÁ!¿Sabéis qué?-gritamos.
-Os han cogido para ir a estudiar a Londres-dijeron las madres.
-¿Cómo lo sabéis?
-Fuimos nosotros los que enviamos las solicitudes-respondieron todos a la vez.
En ese instante Loi y yo fuimos corriendo hacia ellos para abrazarles, y poco nos faltó para acabar con todos en el suelo.
Después de hablar un rato en casa de Loinaz sobre el viaje y todo lo que deberíamos llevarnos nos despedimos.
-Nos vemos mañana en el aeropuerto- dijo ella, sonriéndo.
-Allí nos veremos, pero no llegues tarde como siempre-le contesté riéndome mientras salía por la puerta de su casa.
Al terminar de comer mi madre me sugirió la idea de ir a preparar la maleta, cosa que me costó muchísimo más de lo que me esperaba ya que quería llevarme todo mi armario.
Cené más pronto de lo normal, puesto que la cabezota de mi madre se había empeñado en que me fuera a dormir pronto, porque a la mañana siguiente me tocaría madrugar.