Me encerré en mi cuarto y comencé a llorar, lo necesitaba por esto y por todo. Lloré hasta quedarme dormida.
Cuando me desperté ya eran las doce del día siguiente, no me tenía que preocupar por ir al instituto ya que esta semana era fiesta. Desayuné y empecé a estudiar llevaba mucho estudio atrasado y debía ponerme al día, mi madre entró al cuarto:
-Abby, ¿qué te pasa? Te noto rara, si te apetece hablar sabes que puedes contar conmigo.
-Gracias mamá, es solo que estoy agobiada por los exámenes…Estamos a finales de Junio y los exámenes me vienen todos a estas fechas.
-Bueno amor no te agobies, verás que todo te sale bien.
Y salió de mi habitación dándome un beso en la mejilla. ’Verás que todo te sale bien’ me repetí a mí misma.
Eran las seis y media de la tarde y acababa de terminar de estudiar, me merecía un buen descanso. Llamé a mis amigas pero estaban estudiando y decidí quedarme en casa, mis padres no estaban con lo cual estaba sola y sería una buena oportunidad para relajarme.
Me puse los cascos y empecé a leer un libro ’Gone’, comencé a leerlo hacía varios meses pero lo abandoné. De repente recibí una llamada, dudé en responderla pero respiré hondo y contesté:
-¿Hola?
-Hola Abby-contestó con una voz grave.
-O-o-otra vez t-t-ú…-tartamudeé.
-Esta vez y las que te esperan-dijo con tono burlón.
-Mira, no sé ni quién eres ni lo qué quieres de mí, pero déjame en paz.
-Más quisieras bonita, hasta que no se lo cuentes no te vas a librar de mí.
Sin decir nada más, colgué. ‘Que puedo hacer, no puedo callármelo más necesito contárselo a alguien’ pensé. Me volví a poner los cascos y me tiré en la cama sin pensar en nada.
Al rato, alguien llamó a mi puerta y fui directa a abrirla.
-Hola, soy Liam, el nuevo vecino nos acabamos de mudar y me estoy pasando por las casas para conocer a la gente.
-Hola soy Abby, encantada.
