Volví a sentarme en la silla y ella fingió recobrar la compostura.
-Lo siento...- Bajó la mirada.
-No pasa nada.- Aseguré. -Creo que nunca antes nos habíamos abrazado...-
-No...- Regina sonrió apretando los labios y levantó la mirada. -¿Por qué estás aquí?-
-Pues la verdad es que andaba baja de ánimos...- Admití. -Pero ya veo que tu también...-
-Estoy mejor ahora que estás aquí...- Me aceleró el corazón. -Debo admitir que al principio pensaba que era una broma cruel...pero me ha ayudado mucho el poder decírtelo a la cara.-
-¿Decirme qué?- Tragué saliva.
-Que te quiero.- Dejó ir sin más.
Me tomé unos segundos para procesarlo. -¿Como? ¿Que tu, qué?-
-Te quiero, Emma.- Repitió con seguridad. -Desde que llamaste a mi puerta aquella noche...hasta que mi corazón deje de latir...-
No supe a donde mirar ni como reaccionar. No podía creer que ella me quisiera.
-Pero yo...yo soy del montón...De debajo del montón...- Argumenté. -Y tu eres, bueno...una reina...-
Eso la hizo reír. -Creí que no podría volver a amar...Pero entonces apareciste tu, y lo cambiaste todo...-
-¿Estás segura de lo que dices?- Me costó creerlo.
-Ahora si...- Suspiró. -Ojalá te lo hubiera dicho antes...pero tenía miedo, Emma... Tenia miedo de que no sintieras lo mismo...-
-Pues claro que siento lo mismo, Regina...- Parecía demasiado irreal. -Incluso cuando estaba con Garfio lo sabía. Por eso se largó, porque intuyó que yo amaba a otra persona.-
La morena bajó la mirada arrepentida. -Lo siento...-
-¿Por qué?-
-Porque podría habertelo dicho antes. Podríamos haber sido felices...- Confesó. -Pero yo tuve miedo...y ahora...ahora ya es tarde...-
-¿Por qué?- Cogí su mano. -Estoy aquí.-
Ella negó con la mirada gacha y apretó los labios. -Gracias por volver, pero te has ido...-
-¿A dónde?-
-No lo sé...- Volvió a mirarme. -No sé como has llegado hasta aquí, pero tienes que irte...-
-Espera, espera...- Intenté aclararme. -¿De qué estás hablando?-
Regina cogió aire, pero la cortó un sollozo y suspiró las palabras más dolorosas del mundo. -Estás muerta...-
-Claro que si...- Bromeé.
-No, Emma, lo digo en serio...- Parecía seria. -Te quitaste la vida...-
-¿Pero qué dices?- Volví a levantarme de la silla.
-Lo siento, Emma...- Volvió a romper a llorar. -Yo podría haberlo evitado, podría haber estado a tu lado y decirte todo esto a la cara...-
-¡No estoy muerta!- Insistí.
-Te tomaste unas pastillas, Emma...- Apenas podía entenderla entre tantas lágrimas y tanto dolor. -Te encontraron junto a una nota de despedida...- Hiperventiló. -Fue culpa mía, lo siento...-
-¿Que..?- Algunas imágenes volvieron a mi cabeza, pero parecían un sueño. No podían ser reales, sino yo estaría...
-Me llamaron tus padres...- Intentó pararse a respirar. -En la nota decías que nadie podía quererte, que no encajabas en ningún sitio y no podías seguir viviendo así...Que la persona a la que amabas jamás sentiría lo mismo por ti...- Levantó la mirada. -Pero yo te quería...¿Por qué no podías verlo? ¿Por qué no podías ver que lo eras todo para mi..?-