«Al final de todo, quedarán los que realmente estuvieron.»
En su mente solían vagar miles de pensamientos, uno más doloroso que otros. Chocaban entre sí creando un sin fin de emociones. Definitivamente era como si se pusieran de acuerdo entre sí para hacer la cabeza de aquella chica un caos, dolía horrores y por más que deseara no paraban, no existía medicamento alguno que lograra apaciguar aquella punzada que raramente recorría un largo camino hasta llegar a su pecho.
Recuerdos.
Uno detrás de otro, definitivamente un arma mortal para personas que sufrían de una depresión tormentosa y lastimera. Siempre se preguntaba "¿Por qué?" "¿Qué hice mal?" observaba el cielo nublado y pensaba, sí, definitivamente los recuerdos cortan como cuchillos.
Solía mirar el cielo y suspirar, creía que tal vez, sólo tal vez podría recuperar el tiempo perdido. Volver atrás y tomar buenas decisiones, sin embargo no había marcha atrás. Ahora sufría en silencio, abrazando su almohada y deseando morir. Era ingenua.
¿No es un tanto irónico desear morir, pero temerle a la muerte?
