11minutes

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"Todo me dice que estoy a punto de tomar una decisión equivocada, pero los errores son una manera de reaccionar."

Divagaba sentada en el retrete del viejo y desaliñado baño de aquél instituto, las paredes estaban llenas de aquel mosaico blanco de cerámica que solían tomar como algo "estético" mientras que, para la chica, era lo más horrible que podía observar.

Cerró sus ojos aguantando las ganas de vomitar, abrió éstos repentinamente observaba el piso de granito, buscando formas. Sí, de aquellas que solíamos encontrar cuando estábamos aburridos y nos quedábamos viendo en un punto fijo. Rió cual desquiciada, el piso comenzaba moverse, creando un extraño efecto de arena movediza. Pestañeó por inercia intentando calmar aquél loco mareo que la invadía, fracasando en el intento.

Se sentía como estar dopada.

Se puso de pie y lavo su rostro en aquél antiguo lavamanos. Tomó su cabello en una coleta y salió viéndose en el espejo, suspiró.

odiaba su reflejo.

—¿Podrías prestarme tu labial? — Una voz captó si atención, haciéndola mirar a su lado. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no llegó a notar la presencia de su compañera.

—Claro.— Sonrió forzadamente. Odiaba prestar su labial, aún así, nunca decía que «No»

Tendió el labial vinotinto que tanto le encantaba a su compañera. Volviendo a su mundo de fantasías.

Quería comprar una cámara y un boleto de avión «A ningún lugar en específico» quería correr, conocer nuevas fronteras, pero sobre todo; quería escapar.

No se sentía completamente infeliz, aún así deseaba encontrar la felicidad plena. Un lugar donde pudiese ser ella misma; donde la aceptaran por lo que era.

No quería escuchar a sus padres hablando acerca de la homosexualidad. No quería fingir que le atraía algún chico, cuando en realidad le venían mejor las chicas. O, mejor dicho; una chica en específico.

Sonrió al pensar en ella, se sentía tan tonta y enamorada.

Recordó sus últimas palabras, sintiéndose más idiota aún.

— ¿no crees que las fantasías se hagan realidad?— Preguntó ella con una pizca de esperanza,

—No.— Deseó sobrepasar la barrera de la distancia, para así, abrazar a su chica, besarla y decirle. "Estas equivocada, todo es posible."

O, al menos eso creyó ella hace un tiempo atrás. Ahora entendía que su amor era sólo una fantasía, una loca e inalcanzable. Rascó su nunca volviendo su atención a su compañera, asintió soltando un suave "Uhm" dándole a entender que la escuchaba, cuando en realidad no tenía la menor idea de lo que aquella alta chica de cabellos castaños decía.

Tomó su labial de vuelta pronunciando un lento "No hay de qué." volviendo al salón correspondiente. Odiaba a gran parte de sus compañeros, y no, no los odiaba por aquella típica historia de "Soy una niña depresiva y odio a todos." (Ella no odiaba a todos) odiaba el hecho de que se creyeran superiores por pequeñas cosas; como lo eran el ser extrovertido y tener muchos "Amigos." ¡Ni siquiera eran inteligentes como para presumir! Sus cabezas estaban llenas de cosas inútiles y materiales. Y eso ella lo odiaba, se metían con todos por razones estúpidas «envidiosos»

Tomó de vuelta el libro de Paulo Coelho que una chica le había prestado: "11 Minutos" en cierta forma se sentía identificada con María, eran similares y concordaban en ciertas cosas. Siguió leyendo y ojeando con una concentración impresionante, olvidándose del mundo que la rodeaba y adentrándose a la historia.

"Un día, tal vez un día mi vida de un giro inesperado; pudiendo amar y ser correspondida."

Euterpe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora