Capítulo 1

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CAPÍTULO 1 — Un mal día

Con mucha tranquilidad la mujer vendó la muñeca quemada de su aprendiz, mirándola con el ceño fruncido como quien se mostraba decepcionado por algo tan simple como era hacer una tortilla. Suspiró tragando saliva y le dio unos toquecitos en la zona herida, levantándose del suelo.

—¿Mejor?— La menor asintió, escondiendo sus ganas de llorar —¿duele mucho?—.
—N-No es eso... Es que no quería hacerle perder el tiempo—.
—Bueno, si estuviéramos en plena temporada alta y el restaurante estuviera a rebosar de gente, quizás te pongo una simple tirita en la quemadura y te castigaría pelando cebollas toda la noche, pero te has salvado por los pelos—.
—¿Q-Qué...?— La menor comenzó a llorar cubriendo su rostro.
—¡E-Era broma! Ay por Dios Yerim, no te lo tomes todo tan en serio, nunca me enfado por si un trabajador se hace daño, todos nos podemos equivocar en un momento dado— la mayor despeinó ligeramente el flequillo rubio de la menor y esta se secó las lágrimas con rapidez, mirando su muñeca vendada —igual te recomiendo que cuando llegues a casa te pases por el hospital, preferiría que te lo miraran bien, ¿entendido?—.
—Sí jefa—.

La mayor sonrió entrando en la cocina seguida de la pequeña Yerim, la nueva chica en prácticas, la cual rápidamente volvió a su puesto, hablando con uno de sus compañeros que preguntaba por su muñeca herida. No entendía cómo había podido ser tan torpe cuando llevaba haciendo tortillas prácticamente desde que nació. Suspiró, alzando la vista de su trabajo cuando la mayor dio un par de palmadas al aire.

—Bien chicos, como ya sabréis, hoy tenemos una boda, por lo que el banquete tiene que ser inmejorable. No solemos hacer estas cosas pero siendo la hermana de Chadol no podía decir que no— la mujer sonrió, atrayendo las miradas hacia el aludido —una vez más, felicidades—.
—Gracias jefa— el chico hizo una suave venia y la mayor prosiguió.
—Además de esto, entre los invitados hay un crítico de cocina, por lo que quiero que todo salga perfecto. Si la crítica sale positiva, os invitaré a todos a una ronda de alcohol, excepto a ti Yerim, que te invito a una Coca Cola— la cocina se puso a reír, dejando a la rubia roja como un tomate —venga pues, ¡todos a trabajar!—.

Un grito en conjunto se escuchó por toda la cocina y la mayor salió, abriendo las puertas para recibir a los primeros invitados de la boda que habían llegado. Reverencia tras reverencia, apretón de manos tras apretón de manos, sonrisa tras sonrisa, y nadie parecía que fuera el crítico; eso era molesto, la dejaba ansiosa y nerviosa, y sabía que su rostro no la iba a traicionar, pero sí que lo harían sus manos. Todo el mundo comía bien, nadie dejaba nada en el plato, eso era una buena señal, y cuando la música comenzó a sonar, el restaurante se volvió una especie de volcán en continua erupción. Algunos presentes no bailaban, simplemente charlaban, bebían, comían o toqueteaban su teléfono móvil, otros en cambio parecían ser poseídos por la música, en especial la novia, que tenía una forma muy particular de bailar. El coro de gente empezó a aplaudir, animando a la pareja de novios a que siguiera bailando y divirtiendo al público, se les veía felices... pero toda la animación que la mayor tenía en su cabeza fue disipada cuando unos toques insistentes a la puerta le hicieron abandonar el comedor.

—¿Sí?— Una muchacha alta y de redondas mejillas se presentó frente a ella con una nerviosa venia, evitando en todo momento mirarla a los ojos.
—V-Vengo del restaurante de aquí al lado... mi jefa pregunta si podríais bajar la música, estáis molestando a nuestros clientes— la menor tragó saliva, jugando con sus sudados dedos bajo el corto delantal rojo.
—Oh, claro, ¿por qué no?—.
—¿De verdad?—.
—Lo siento, pero no, estamos en medio de una boda y quitar la música sería como echar a la gente del lugar, dile a tu señora jefa que si quiere que baje la música, que venga ella misma y la baje—.

Sal de Naranja [WenRene FanFic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora