Me siento vivo, en esta desesperante estrella, la pesadilla es dulce, casi divina...Ya no soy restos, ni girones; mi alma en pena desaparece, renace de sus estertores...
La perfecta ecuación de tus bondades, generosas, me abrazan y me amilanan...
Tu piel es la madera preciosa, de un hogar lejano, cálido; que quiero habitar..
Tus ojos del color de los abriles, hacen de mi un hombre de los que ya no hay...
Son esos mismos ojos, tan intensos y afilados, los que me invitan a ser parte de ti...