Mi ejércitos se postran ante sus juegos infantiles y me amarro a su cabellos como huérfano quien clama un cariño...Su grandeza magnífica se basa en su simple sabiduría, y su querer es distante, por encima de lo complejo...
Sus brazos que lo alcanzan todo, me han arrinconado clamando su empatía, y yo me encuentro impresionado...
Sus palabras nocturnas, devuelven el brillo matutino; ella traviesa y saltarina me embelesa, me domina...