Confesión

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Minho, un estudiante de 3ro de primaria, a sus 15 años, todo en su vida era tranquilo y alegre, le gustaban mucho los deportes y aun que no era el mejor en clases, pasaba las materias sin problemas. Todo era fácil y sencillo para él.

Pero éste año era diferente, con la llegada de un nuevo estudiante a su salón, Minho estaba un poco confundido, pues se sentía extraño cuando miraba a aquel niño, Taemin, un niño adorable de 14 años, que por sus buenas calificaciones había subido de grado y aun que era muy inteligente, no era ni siquiera un poco arrogante, por el contrario, era totalmente humilde. Su rostro angelical, sus mejillas rositas y su baja estura hacían que adopte un aspecto totalmente tierno, que atrapaba la atención de Minho cada vez que lo observaba, ósea, casi siempre.

Era la hora de Educación Física y Minho se encontraba jugando basquetbol (su deporte favorito) sin embargo estaba más concentrado en seguir a cierto pequeño con la mirada. Sí, a Taemin, quien jugaba para el equipo contrario, siempre con esa sonrisa angelical que lo caracterizaba, siempre tan tierno e inocente, corriendo ligeramente por la cancha, con su sedoso cabello moviéndose de acá para allá cubriendo parte de su pequeño rostro.

Tan concentrado estaba Minho observando a aquel niño que no notó el pase que le hizo su compañero, la pelota paso justo por su costado y al no atraparla sus compañeros de equipo comenzaron a abuchearlo

Él no dejaría que su equipo pierda por su culpa así que corrió lo más rápido que pudo y le arrebató la pelota a quien la había atrapado, comenzó a correr hacia el aro del equipo contrario, tenía una anotación asegurada ya que corría más rápido que los del otro equipo, cada vez más cerca de una anotación, hasta que alguien de contextura delgada y un poco más bajo que él se atravesó en su camino. Ambos chocaron y por obvias razones el más afectado fue aquel pequeño niño, Minho no pudo notar quien era hasta que lo vio sentado en el suelo, agarrándose el raspón que tenía en la rodilla... ¡era Taemin! el niño a quien menos quería dañar Minho

-Lo siento ¿Estás bien?- "que pregunta más tonta, es obvio que no está bien" Se regañó Minho a la par que se agachaba junto a Tae para ver su rodilla, con aquella dolorosa herida ensangrentada sobre ella.

-S-sí, no te preocupes - Dijo Taemin fingiendo una sonrisa y aguantándose el dolor.

-Pero...pero estas sangrando...- Dijo Minho viendo la profunda herida de Taemin

-Bueno, el resto siga jugando- Comunicó el profesor viendo como sus chismosos alumnos se acercaban- Minho ¿Podrías llevar a Tae a la enfermería?- Le preguntó el profesor, quien por cierto era también su padre.

-Sí, Profesor- Dijo Minho con seriedad - Ven, apóyate en mí- Habló con calidez, ayudando Tae a levantarse; sujetándolo de la cintura con un brazo mientras que con el otro sujetaba la mano de Tae situada sobre su hombro.

- Gracias- Dijo Taemin sonriendo agradecido.

Y ambos se dirigieron a la enfermería, pero al llegar no encontraron a la enfermera.

- Siéntate aquí, buscaré a la enfermera Kim- Dijo Minho y dejó a Tae sentado en una camilla

Luego de un momento Minho volvió algo agitado

- No la encontré- Dijo algo triste- Por el momento limpiemos esa herida- Minho comenzó a buscar en un estante: gaza y alcohol.

- P-perdón por las molestias, hyung- Se disculpó Taemin con esa delgada y tierna voz que lo caracterizaba.

- No, yo te lo hice, yo te lo debo curar- Minho se acercó a Taemin, en una mano tenía dos gazas y una curita y en la otra una botellita de alcohol- Bien, puede que esto te arda un poco- Se puso de cuclillas, limpió la sangre que había en la herida con una gaza, empapó otra gaza con alcohol y le dio un suave toque a la herida de Tae, haciendo que éste al instante soltara un pequeño chillido de dolor.

Dulce Primer Beso (Twoshot 2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora