Uno

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Bryan

Desperté gracias a un molesto sonido proveniente de mi mesita de noche, mi celular. Con pereza, estiré mi brazo hasta el y lo tomé, apagué la alarma y me levanté de la cama. Caminé hacia mi baño y me despoje de mi pijama para poder tomar una ducha.

Después de diez minutos en la ducha decidí salir, cubrí mi cintura con una toalla y comencé a buscar un poco de ropa en mi armario. Saqué una camisa a cuadros negra y un pantalón de mezclilla del mismo color. Me vestí y al terminar me miré en el espejo, ignore el hecho de ser horrible y comencé a peinarme, dejé mi cabello un poco alborotado y cubriendo la mitad de mi cara.

Después miré mis muñecas, las cortadas ya estaban sanando así que no hubo necesidad de cubrir las con vendas. Sólo las cubrí con los pañuelos negros que tenía cerca.

Tomé mi mochila y metí lo de siempre, libros y más libros. En una pequeña bolsa oculta de la mochila metí mi celular, audífonos, dinero y como siempre, mis navajas. Salí de mi habitación y bajé las escaleras para mirar en la cocina, sola. Tomé una manzana roja y las llaves de la casa para después salir.

Comencé a comer la manzana mientras caminaba e silencio, era muy temprano por lo cual no había casi nadie. Después de unos minutos llegué al colegio y solté un suspiro. Bajé la mirada y entré dando pasos lentos y despreocupados. Tiré la basura de mi manzana en el depósito de basura de la escuela y caminé hasta mi casillero. Introduje la contraseña y saqué lo necesario para mi primera clase. Cambié los libros del día anterior por los de hoy y los acomodé en mi casillero.

Di media vuelta para comenzar a caminar, pero, por llevar la mirada al suelo no pude ver a la chica que venía viendo su horario. Por ser más grande que ella, la tiré al suelo, junto con sus cosas.

- Lo siento, no me fijé por donde venía. -Dije casi murmurando y le entregue algunas de sus cosas.

Ella alzó la vista y pude ver su rostro. Era realmente hermosa, sus ojos eran de un tono café muy claro, casi miel. Su cabello castaño, largo y ondulado y su piel era clara y fina. No tenía tanto maquillaje, lo cual le hacía verse aún más hermosa.

Traía una blusa blanca de manga larga, con la leyenda Be Happy en letras doradas y una falda negra. Se veía hermosa.

- No te preocupes, yo tampoco venía viendo. -Dijo para luego sonreír amablemente. Su sonrisa era blanca como la nieve.

- Perdón, en serio. -Ella asintió.- Ten. -Le entregué un libro.- Me tengo que ir, adiós. -La ayudé a levantarse y pude tocar su mano. Una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo ante su tacto. Me di media vuelta para seguir caminando.

- ¡Espera! -Habló muy rápido tras de mi.- ¿Sabes donde se encuentra el salón de química? Es que soy nueva aquí.

- Si, a mí también me toca esa clase, si quieres te acompaño. -Intente sonreír.

- Sería perfecto, gracias. -Sonrió.- Y, ¿Cómo te llamas?

- Me llamo Bryan, Bryan Mouque. -La miré.

- Muy bonito nombre Bryan. -Habló.- Yo me llamo Camile.

- Gracias, el tuyo es muy hermoso. -Dije con la cabeza baja aún, seguimos caminando y llegamos a la puerta.

- Gracias Bryan espero que nos veamos seguido -Dijo y se fue a su lugar en la segunda fila, segundo asiento.

Gritos Silenciosos  (B.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora