Mi hermano y yo salimos corriendo hacia la heladería, me encantan los helados así que ¿porque no?, sinceramente estaba tan concentrada viendo todos los sabores de helado que olvidé completamente que mi hermano estaba hablando para preguntarme qué quería, sentí que toco mi hombro un poco brusco y reaccione
- ¿que? Disculpa no te puse atención- le dije a mi hermano, el puso los ojos en blanco
- te dije que si ya sabías que ibas a querer- dijo el
-ah, si, quiero un helado de vainilla- dije sin pensarlo dos veces, era mi sabor favorito.
Empezó a dar una mini inspección al lugar y me dispuse a ver un mensaje en mi teléfono, de repente mi mirada paro justo en un chico que estaba frente a mi pero del lado del mostrador, el me sonrió y me dio mi helado de vainilla, yo apenas pude emitir un simple gracias que creo que no alcanzó a escucharlo, mientras el cobraba me dediqué a observarlo un poco, era guapo si pero parecía un poco mayor para mi, igual me dio lo mismo porque sabía que nunca en la vida le hablaría a no ser para pedirle un helado de vainilla, quien iba a pensar que eso se convertiría en un hábito, más que eso, una necesidad.
