SÉ UN ADULTO QUE HAGA BRILLAR AL MUNDO.

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El niño duerme. Su respiración es pausada, su pechito sube y baja pacíficamente. Todo está tranquilo, no se escucha ningún ruido. JunHong aferra entre sus manos el peluche de Tigger de YongGuk.

El líder entra despacio a la habitación, cuidando de no hacer ningún ruido. Arrastra los pies a un costado de la cama y ladea la cabeza al encontrar cosa más hermosa ahí frente a sus ojos. Es el cumpleaños del pequeño, y en vez de seguir celebrando, se echó a dormir.

Bang pasa una mano por su propio cabello.

−¿Qué vamos a hacer contigo? - ríe, y no está molesto.

Su pequeño principito ha terminado agotado. Han estado esforzándose y trabajando arduamente, por lo que es justo que lo deje descansar por lo menos en este día tan especial. Se arrodilla para estar a la altura de la cama y deposita un beso en su mejilla. JunHong se revuelve ligeramente y sacude una mano, como tratando de apartar lo que él cree que es un insecto. El líder vuelve a soltar una risilla al presenciar tan infantil reacción.

−Siempre te querré, ¿lo sabes, verdad?

Una sonrisa se dibuja en el rostro de Zelo, y no, no está despierto. Sin embargo, lo puede escuchar claramente, e inconscientemente eleva las comisuras de sus labios. YongGuk lo cubre hasta el cuello con la manta y se sienta a su lado suavemente, cuidando, tal vez con exageración, que no se despierte.

Ahí tiene la inocencia en el cuerpo de un niño enorme, que no le gusta crecer y para su pesar no puede hacer nada para evitarlo. El ligero movimiento de sus parpados, la manera en que frunce los labios y los sonidos que emite de vez en cuando. Todo lo enamora un poco más. Y no lo cree, jamás se imaginó estar atrapado de esta manera, nunca creyó que llegaría a pender de un hilo se existencia de un ser maravilloso que él creyó que jamás encontraría.

Para su sorpresa ahí está, a una cercanía peligrosa y enloquecedora. Y lo supo desde el primer momento, que lo amaba aún sin conocerlo y deseaba pasar cada día del resto de su vida compartiendolo con JunHong.

El aceptar lo que era, lo que amaba, lo que deseaba, y escuchar así lo que su corazón decía fue el paso más difícil de dar. Pero como dicen por ahí, el que no arriesga no gana, y él se jugó el todo por el todo al confesarse al maknae.

Claro, eso sí por confesarse entendemos que le dio un sorpresivo beso forzoso cuando regresaban en la van a su apartamento tras una agotadora presentación.

Y es que ni el mismo se explica cómo paso todo, simplemente lo tomo por asalto y se admira hasta de su propio valor. Esta seguro a que nada se le puede comparar al momento en que sus labios chocaron bruscamente contra los de JunHong, como en ese momento una llama se encendió en su pecho consumiendo toda inseguridad y miedo, y la manera en que su corazón lanzo un grito de victoria que se redujo a un gemido ahogado al intentar escapar por sus boca cerrada en torno a la del menor.

Sintió como tocaba el paraíso en el preciso instante en que los brazos ajenos se ciñeron en torno a su cuello y sus labios se movieron a un ritmo pausado y contenido, expresando en el contacto lo que las palabras no se atrevían a decir.

Hay muchísimas cosas en la vida de Bang de las cuales se enorgullece, pero ninguna es así de inconmensurable como esta. Este puro sentimiento que cada día ocupa se extiende más dentro de su alma y su mente; tanto deseo, tanto cariño, tanto amor. Intenta buscar un sentimiento más febril que este, porque Bang está seguro de apostar su alma a la segura, porque no lo encontraras.

Una corriente de aire se cuela por la ventana entre abierta, despeinando a Zelo haciéndolo temblar de frio. Se despierta aletargado, y parpadea repetidas veces con la intención de desperezarse.

Al voltear y encontrarse con la sonrisa llena de encías de su novio y una delatadora cámara en mano, no puede resistir la tentación de aprisionarlo entre sus brazos. Bang se tambalea y casi suelta la cámara, pero recupera la compostura a tiempo de perder tan valioso material obtenido.

Sus miradas se cruzan y quedan enganchadas, hablando sin palabras, transmitiendo felicitaciones y frases de amor con más fuerza que la voz.

YongGuk se inclina y lo besa, corto suave, en los labios. Se separa unos milímetros y estaciona ahora sus labios en su mentón, en sus mejillas, sus pómulos, en la nariz, en cada ojo, el entrecejo y la frente. No hay parte en el rostro de JunHong que se quede desnudo del agradable tacto del mayor.

Cuando al fin se aparta, Bang se descubre con una lágrima traviesa que surca su rostro y se va transformando en un rio. Baja la mirada, apenado; sin embargo Zelo toma su rostro entre las manos y lo eleva, limpiando con las suaves yemas de sus dedos los caminos salados que inundan el rostro del mayor.

−Aunque no sea mi cumpleaños, he recibido el regalo más maravilloso del mundo: el que tú nacieras.

Se recargan frente con frente, y el mayor sonríe asustado del revoltijo de emociones que hay en su interior.

−Eres más de lo que merezco.

−Soy justo lo que mereces, e incluso me quedo corto para ti, hyung.

Después de tanto sufrir, de ver como hacían añicos sus corazón, YongGuk al fin puede aferrar entre sus manos el amor reciproco que tanto espero. Podría decir tanto, podría gritar desde lo alto de sus pulmones toda palabra hermosa que encontrara en su vocabulario y aun así quedaría demasiado por expresar.

Y así, sus labios su alcanzan a decir.

− Sé un adulto que haga brillar al mundo, JunHong.

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