❝No me perdiste, my lady❞

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—Oh, mi querido Chat Noir. Me es grato tener tu visita ésta noche— Hawk Moth, tan elegante como siempre, tan propio y siniestro; un hombre de porte clásico y voz profunda. Sus ojos reflejaban la maldad que en su corazón yacía.

El gato negro de ojos verdes, con sus manos atadas a unas cadenas suspendidas del techo, miraba a aquel ser despreciable caminando frente a él. Sentía odio a sí mismo por dejarse capturar tan fácil por él. Su lady tal vez estaba angustiada.

—¿Dónde está ella?- un hilo de voz se hizo presente en el "minino".

— ¿Ella? ¿Ladybug? Me sorprende que siendo un gato, seas tan poco audaz y perspectivo...—su voz emanaba veneno, desprecio, dolor...—Ella es la magnífica Ladybug. Siempre a tiempo cuando el mal ataca. ¿Pero cuánto ha pasado? ¿Treinta minutos? Y no está. ¿No crees que dejaste de importarle?

Se le forma un nudo en la garganta, un golpe ensordecedor, cristales rotos dentro de su corazón. Eso era como música para los oídos del mal.

—Ella nunca se olvidaría de mí...

— ¿Acaso no te das cuenta? Oh, estos jóvenes corazones tan necios y ciegos, tan temerosos ante la verdad, exigiendo piedad por el rechazo—el hombre se acerca al joven y éste intenta alejarse, inútilmente por las cadenas—Tú, Chat Noir, eres un ser increíble, un ser poderoso... Capaz de destruir todo lo que está a su paso. ¿Quién te dijo que no podrías vencer cualquier cosa tú solo?

El chico cerraba los ojos con fuerza, intentando ignorar aquellas palabras que eran como dagas a su corazón. El hombre tomó con fuerza el mentón del chico.

—Únete a mi poder, Chat Noir.

Él parpadeó—¿U-unirme?

—Tú y yo podemos gobernar el mundo. Podemos ser invencibles.

Y en un momento, el gato recordó aquellos rechazos que lo atormentaban, aquellos esfuerzos por amar tanto, sin recibir amor a cambio. Su rostro cambió por completo, su mirada estaba oscurecida, acumulando el dolor que en las noches lo acompañaba. Hawk Moth sonreía victorioso, un pequeño akuma aleteaba hasta llegar al anillo del joven, el cual le otorgaba sus poderes.

—Chat Blanc, tu y yo aplastaremos a ese sucio bicho.

—Será un placer, Hawk Moth.



...



Ladybug permanecía alerta, mirando a la ciudad completamente vacía. Había recibido un grito de ayuda, sin saber de quién. ¿Donde estaba su compañero cuando más lo necesitaba? Pensó.

De pronto, un cuerpo de traje blanco y esbelto permanecía a las oscuras de su vista, pero ésta logro visualizarlo. Esbozó una sonrisa mientras se iba de su campo de visión, entrando a un callejón oscuro.

Dudosa, Ladybug lo siguió, temerosa en estar sola a esas horas. Dio un respingo cuando aquel ser seguía frente a ella, sonriendo.

—Buenas noches, my lady.

Dejó salir un suspiro, pero al verlo salir de la oscuridad, su respiración se volvió a cortar y sus extremidades comenzaron a temblar. Era Chat Noir, pero sus ojos ahora eran de color amarillo, y su traje era de color blanco; a pesar de ser un color brillante y fácil de notar, su esencia era oscura, penetrante y llena de odio.

—¿Quién eres tú?—se sorprendió que su voz no saliera temblorosa.

—¿Tan rápido te olvidas de mí?— esbozó una sonrisa tétrica, mientras tomaba la mano de la chica y depositaba un beso sobre ésta—Soy tu gatito tonto, ¿no es así? ¿O acaso no será que no te diste cuenta cuando desaparecí?

—Y-yo... No lo sabía, pensé que tú...

—Yo, yo y yo. Oh, pequeña, ¿cuándo aprenderás a aceptar la culpa de vez en cuando?—le guiña un ojo coquetamente, pero era un gesto frívolo—Pero, si te sirve de algún consuelo, me he hecho un nuevo amigo. Un amigo que estará ahí cuando lo necesite, y lo más importante... Es que nunca me rechazará.

Y se paralizó. No podía ser verdad. Él no pudo haber sido akumatizado. En un movimiento rápido, Chat Blanc activó su bastón y justo cuando iba a golpearla, Ladybug activó su yo-yo, haciendo un escudo con éste mismo.

—Astuta, my lady, pero no tanto como yo—intentó distraerla con otros movimientos hasta que le dio otro golpe en el abdomen, haciendo que ésta diera un grito ahogado y se hiciera un ovillo sobre el suelo, retorciéndose de dolor.

Ahí estaban ambos. La mejor superheroína del mundo, frente a su fiel compañero, atacándola. Una escena fuerte para aquellos que conocían al dúo, sabiendo que ambos no podían hacer nada si no estaba uno. Con la vista borrosa y el dolor propagándose por todo su cuerpo, Ladybug visualizó detrás de su atacante a aquel ser malvado que le había robado a su amigo.

—Al fin nos conocemos, Ladybug...

Gemidos de dolor salían de su garganta sin control, lágrimas rodeando sus mejillas.

—No tenías que ser tan descortés con nuestra amiga, Chat Blanc.

—¿Qué puedo decirle? Ella se lo merece.

—Buen gatito—murmuró éste, agachándose a la altura de la chica—¿Conoces el Ying y el Yang, mariquita?

La chica sujetaba su estómago con fuerza, intentando distraerse de otra cosa que no fuese escuchar al hombre.

—Dicen que todo bien tiene un mal dentro de sí, escondido... Que hasta en la mínima mención de éste, puede desatar una guerra interna.

—Yo nunca formaré parte de ti...—un hilo de voz resaltó en el callejón, haciendo que el hombre se levantara, mirando a Chat Blanc, asintiendo la cabeza, dejando que la chica se levantara a duras penas de su agonía.

—Lo siento, Chat... T-te he perdido...—sollozaba, sufría internamente. Chat rompió su bastón, haciendo que éste tuviese una filosa punta, mientras se acercaba a la chica y sin pensarlo dos veces, clavó éste en el abdomen de su siempre amada.

—No, no me perdiste, my lady...  —ella tenía los ojos como dos platos relucientes, con lágrimas deslizándose por sus mejillas y su corazón destrozado, tanto como el de Chat—Me abandonaste.

Al punto de perderte. |MLB TWO SHOT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora