Estaban dos chicos, Ana y Tom. Mirando las estrellas, recostados en él pasto. Con un total silencio hasta que Tom habló.
-Mira.- dijo señalando hacia él cielo estrellado con un dedo-. Una estrella fugaz, pide un deseo.
-Estar bien conmigo misma.- susurra.
O eso es lo que creía ella. Pero no sabe que, aunque lo haya susurrado Tom la ha escuchado.
-Si tu estas mal, yo estoy mal. Si tu estas bien, yo estoy bien.- le dijo acercándose a ella.
Se miraron. Se acercaron. Él le susurro, lo mas cerca que podían estar.
-Si tu mundo se derrumba, yo seré tu mundo.-dijo dándole un beso.
Y desde ese instante supieron que no se separarían jamas.