T R E S.

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Hace tiempo hice muy feliz a un hombre al escribirle una carta.

En ella hablaba de todo aquello que jamás había escrito, le hablé de aquellas historias que hasta ahora permanecían en mi cabeza.

De esas canciones que no había cantado, le hablé de ti y de como te sentía siempre, le hablé de mi perseverancia, de mis ganas de triunfar y de mi incredulidad hacia los fallos.

Le hablé de todo, le hablé de cuando cumplí los 11, de cuando tuve 7 de la vez que casi me quedo sólo.

Le hablé de las maravillas que descubrí al perderme otras mil más, le hablé de aquello que sucede cuando te levantas a media noche.

Le hablé de lo que se siente cuando sabes perfectamente la respuesta a lo que sigue en tu vida.

Le hablé de todo y le hablé de nada, porque para contar todo necesito más de mil cartas.

Pero para contarle nada me bastó una sola.

Pronto tendré 60 años, ¿pensaré que el mundo es frío?.

No me imagino nisiquiera cuán cerca puede estar eso de mi.

Ni tampoco que puedo hacer a esa edad, si a los 20 me sentí sólo a los 60 me voy a sentir mejor, ¿o peor tal vez?.

Espero ansioso cada fin de semana cuando mis hijos me visiten para seguirles contando todas y cada una de mis historias.

Hace poco visite aquel lugar en el que me di cuenta de que compartía el mismo sueño de mi padre.

En el que te sentí más que nada y te descubrí.

Encontré las cartas que le hacía a la que hoy es mi esposa en aquellos tiempos, cuando yo tenía 11.

Me dispuse a ver aquel viejo árbol, más viejo que yo y a contemplar como todas y cada una de sus hojas caían en cámara lenta frente a mi dejándolo sólo, abandonado, así como me sentí yo hace algún tiempo.

Sonreí.

Porque sabía que ahora ya no estaba sólo, Pero no me molestaría, la soledad no es mala y si bien es un regalo de la vida, es una pequeña parte de esta que te da a conocer tu yo interior, que te hace conectarte más contigo mismo para que después al llegar el sol matinal te des cuenta de que ya no estas sólo.

Así fue como te descubrí, eras música, corrias por mis venas, cuando estaba sólo, ahí, pensaba en poner melodía a mis canciones, en saciarme contigo.

Porque te hablo a ti, a la razón de todos mis triunfos, a la razón por la cual ahora soy lo que soy.

A ti, música, a ti, que pudiste llenarme y hacerme sentir completo, que llegaste en un momento en el que sabías perfectamente quien era y que te necesitaba, que ya era hora de que llegarás.

Porque cuando se tienen 7, 11, 20, 30 o 60 años, se tiene una vida, se tiene una historia.

Descubres quien eres y tu historia se cuenta.

Una vez tuve 7 años y mi historia se contó.

Seven Years.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora