Al día siguiente, al salir de la escuela, Norman noto algo raro, sentía que alguien lo vigilaba pero siguió su camino quedándose con la duda, y a lo lejos una camioneta se movía conforme avanzaba Norman.
Llegó a su casa y le contó a sus padres lo que sospechaba, pero al entrar a la cocina encontró a los dos tirados y entre ambos un gran charco de sangre, Norman no se aguantaba las ganas de llorar y gritar como nunca antes, pero en eso dos hombres entraron, Norman corrió lo más rápido que pudo hasta que a mitad de la calle se tropezó y calló inconsiente con lágrimas en los ojos.