Hoy todo es un infierno.

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    Ellos tenían una relación perfecta, amaban salir y estar juntos. Al inicio, a mí no me gustaba eso, pero solo quería ver a mi hermano feliz.

    Hoy... Bueno, no sé qué les sucedió. He visto a mi hermano muy triste, sé qué es lo que necesita, pero lo conozco, él no quiere molestarla. Prefiere esclavizarse en un dolor horrible.

    Ella, tampoco hay mucho qué decir. Éramos amigas, mientras la relación estaba en pie. Ahora no sé nada de ella. Pero algo sí sé, ella también lo necesita.

—Psst... Dipper, despierta —lo moví con cuidado.

—Hmm, ¿Mabel?

—Despierta, te preparé el desayuno.

—No... —se incorporó y bostezó con pereza—.  No tengo hambre.

    Me arrepentiré de esto. Lo golpeé en la cabeza.

—¡Levántate! No te pregunté si tenías hambre o no, te dije que fueras a desayunar y punto. Allá te espero.

    Bajé las escaleras de la cabaña con mucha prisa. Y él no tardó en seguirme.

    Se sentó frente a mí, sin decir nada. Estaba cabizbajo. Yo lo noté y no pude evitarlo, lo abracé.

—¿Sucede algo? —preguntó dando una risa floja y forzada.

—Tú más que nadie lo sabe y en todo caso, soy yo la que pregunta eso.

—No me pasa nada, Mabel, siéntate y come.

    Le hice caso y me senté frente a él. Él volvió a su rostro serio.

—¿Saldremos hoy? Tengo ganas de ir al bosque a sentarnos en el arrollo... Si lo olvidas, un día como hoy, hace unos años, llegamos por primera vez a Gravity Falls, quiero festejar eso.

—No quiero salir hoy... Ni nunca, ¿por qué no nos regresamos a California? No tenemos ya nada qué hacer aquí. Y ese aniversario que dices, me resulta tonto.

—Tienes a tus amigos aquí, y al tío Ford, es un día de recordar... Conocimos al tío Stan y él, pues, ya no está con nosotros —solté con una chispa melancólica y triste.

—Pero no tengo ganas de salir hoy, que fue lo que preguntaste.

—Pues yo sí quiero y vamos a ir. No quiero que te amargues, anda, vamos. Y... —pensé bien qué le daría a cambio por salir hoy—. Ah, y te dejaré decidir cuándo nos regresamos a California.

—Bueno, ya dijiste. Voy a bañarme, en cuanto esté voy a bajar.

    Entonces, acababa de meterme en un lío, eso lo sabía.

    De aquí en adelante, había dos opciones: o nos quedábamos en Gravity Falls y éramos felices, o en el peor de los casos, mi hermano me odiaba para siempre y terminaría lastimado.


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