La carreta! :'v

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   Hace ya mucho tiempo ya. En un pueblo, una pequeña familia de campesinos, que, la cual estaba conforma por el padre: Don Toño, su esposa: Doña Teresa, a quien le encantan las manzanas, pero a Don Toño no. Tiene a dos hijos varones: Pepe y Juan, también tiene una hija llamada Juana. Los tres hijos les ayudaban en tareas del campo: cuidaban a los caballos, alimentaban al ganado, regaban el sembrío..., múltiples tareas. En cuanto de Don Toño y Doña Teresa, se encargaban de llevar el sustento a su hogar, iban al pueblo y hacían trueques, cambiaban algún litro de leche por manteca, o heno fresco por algún trozo de pan. Una familia muy funcional, todos ponían su granito de arena.

   Un día mientras todos salieron al campo junto con otros campesinos a repartir el heno recién cortado, llevaban una enorme carreta llena de este, jalada por 4 o 5 caballos, conforme cortaban heno, pasaba la carreta e iban lanzando montones de heno a la carreta. Llevaban mucho tiempo haciendo esa tarea. Don Toño tenía la esperanza de que por todo ese heno podría cambiarlo por una buena suma de dinero, el cual le serviría para comprarle más ropa a sus hijos, quizás uno huaraches, o un carne para que su mujer cocinara un buen trozo de carne ahumada, o queso. Don Toño tenía mucha esperanza en esa enorme carreta... Pero no pensó en las personas que le iban ayudando a parte de sus hijos, esas personas querrían un pago por su ayuda en la recolección, él no sabía cuál iba a ser el precio de aquellos hombres. Luego de meditarlo, y pensar un rato, se le ocurrió:

<< Puedo decirles que me apeteció mucho su ayuda, que sin ellos no habríamos podido juntar todo ese heno solos. Y me despido con un "Nos vemos mañana" >>

   Eso podría funcionar si Don Toño fuese más sutil con sus palabras... Se notaba algo nervioso, no pensó que tendría que hacer algo como eso en ese día:


 - ¡Compañeros! Gracias por su ayuda el día de hoy. De aquí en adelante nos encargamos nosotros. ¡Nos vemos mañana!


   Ellos no se imaginaban el porqué de la pronta actitud de su compañero, no sospecharon nada, así que se despidieron y regresaron a sus casas. Pero en el camino uno de ellos comenzó a cuestionarse lo que ocurría.


 - ¡Oigan! ¿No les parece extraño que Don Toño se portara de ese modo tan repentinamente?

 - Si, tienes razón Braulio, se veía algo nervioso – Añadió Felipe

 - Yo no le vi nada extraño – Dijo un tercero

 - Tu que vas a ver Coro, te la pasaste durmiendo – Dijo Braulio.

 - Hacía calor, el calor hace que me de sueño – continuo

 - Bueno, eso no importa. Deberíamos preguntarle por qué se puso así. ¡Hay que volver! Don Beto no es así.

 - Buen punto Felipe, hay que volver.

 - Yo voy con ustedes, aunque tenga sueño.


   Los tres hombres regresaron sobre sus propios pasos. Al llegar al sitio del cultivo, no encontraron a nadie, ni siquiera la carreta estaba allí. Comenzaron a preguntar a la gente que de por donde habían visto a Don Beto y su familia. Muchos les decían que no los habían visto, otros que los vieron de camino al pueblo.

   Continuaron, al final se decidieron por ir al pueblo. Al llegar siguieron preguntado por donde habían visto a Don Beto. Y todos decían lo mismo, en el puesto de trueques. Se dirigieron a ese sitio. Pero al llegar a ese lugar se encontraron con algo que los desconcertó.


- ¿Solo era eso? – se preguntó Braulio.

- ¡Ya entiendo!

- ¿Qué dices Coro? – alego Felipe

- Él lo que no quería era compartir lo que le dieron por el heno con nosotros, seguramente se comportó de ese modo para confundirnos y que no le reclamáramos un pago por nuestra ayuda. Por eso se veía nervioso al hablar.

- ¡Ah! ¿Quién dice que eres un inútil Coro? ¡Si piensas! – Dijo animado Braulio.

- Ahora que ya lo sabemos. ¿Quién podrá más?...











To be continued?...

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