Capítulo 1

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  Robin y Nami se conocieron hace 2 años, los cuales pasaron juntas en la secundaria y desde entonces se hicieron inseparables. Ahora están en el último año de secundaria, y ninguna se decide que van a hacer con sus vidas al graduarse. A Nami lo único que le gusta más que cualquier cosa, es la música y la actuación, a Robin en cambio le apasionan los libros, los animales, la moda y lo único que quiere es aprovechar la vida al máximo y ser feliz.

–Robin, quiero que vayas a mi primera presentación como guitarrista, espero verte ahí. Ya me voy porque llego tarde. Te dejo la dirección y el horario del Show. Chau, te veo después– dijo, saludándola apresuradamente con un beso en la mejilla.

–¡Espera! Todavía queda una clase. ¿Qué le digo al profesor?– quiso detenerla pero su amiga se había ido. –¿Por qué no me sorprende?– se cuestiono a sí misma. –Ay, esta piba realmente no piensa en terminar la escuela se va a cualquier hora y... ¡¿Qué?! Es dentro de una hora– se exalto al mirar el folleto. –Sí no salgo ahora no llego– dijo recogiendo sus útiles, saliendo del salón. 

  Robin sale de la escuela y toma un taxi que la llevara, rumbo al bar en donde se presentara la banda de su amiga. Según el folleto, el bar cuenta con un pequeño escenario, "Donde cada día nace un nuevo artista".

–Señorita llegamos– le informo el taxista.

  Le pagó al taxista y se despidió cordialmente, bajó del taxi y caminó hacia el bar. Al entrar se acomodó en una de las mesas cercanas al escenario.

–¿Va a tomar algo señorita?– pregunto el mesero amablemente.

–Sí, una cerveza.

–Enseguida se la traigo.

–Gracias.

–De nada– Él mesero se apresuró a llevar la nota del pedido, y enseguida se dirigió a tomar otras órdenes.

  Mientras, el presentador empezó a hablar.

–Señoras, señores, jóvenes, les presento a una de nuestras nuevas bandas espero que, sea de su agrado, con ustedes ¡"Las locas del Bajo Flores"!

  Empiezan a tocar, y a Robin le sorprende enormemente el talento que adquirió con la guitarra su amiga, la vocalista tenía una voz preciosa, la batería era sumamente buena, el teclado y el bajo ni que decir. La gente a su alrededor las escuchaban con atención, como lo que eran, un extraordinario descubrimiento.

–¡Nami, Dedícame una canción!– grito eufóricamente Robin, desde el publico. Seguido, bebió de su tarro de cerveza, el cual había sido traído por el mozo hace unos instantes, haciendo fondo blanco. Atrayendo así, la mirada de las personas de las mesas contiguas. 

                                                                                       

                                                                               ***

  

  Al terminar la presentación el público se fue retirando de apoco, los meseros acomodaban las sillas arriba de las mesas y limpiaban el lugar. Mientras, Nami y sus compañeras guardaban los instrumentos en un pequeño cuarto, luego chicas se despidieron de Nami, y se retiraron también. Cuando se dispuso a guardar su guitarra en la funda, encontró una nota de Robin que decía "te espero afuera, no me hagas esperar tanto que te tengo una sorpresa."

  Robin decidió declarársele a Nami esa noche, pensó que sería la mejor oportunidad. La esperaba con unos chocolates y ya que la pelinaranja, siempre se quejaba de que las cuerdas de su guitarra estaban viejas, decidió comprarle unas nuevas. –Seguramente, por lo distraída que es, no se habrá dado cuenta de mi regalo. Pensó Robin, pero lo que no sabía era que, ambas habían tenido la misma idea para esa noche. Nami se puso la guitarra al hombro, salio del lugar,  y se dirigió al encuentro de su amiga.

–Nami, tengo algo que decirte– dijo la pelinegra  con una sonrisa, cuando su amiga llego a su encuentro.

–No, espera yo también tengo algo que decirte– la detuvo, nerviosamente.

–Bueno, digámoslo al mismo tiempo– intentó tranquilizarla. 

  Ambas respiraron profundamente, llenándose de valor, hasta que por fin se lo dijeron...

–¡Me gustas!– dijeron al Unísono.

  Las dos se sonrojaron al escucharse, quedándose en silencio, sin saber que más decir; hasta que Robin rompió el silencio...

–Tengo algo para ti– dice extendiendo sus dos manos que contenían dos pequeñas cajas.

–Oh chocolate, gracias. Sabes que siempre tengo hambre– dice abrazándola, abrazo que Robin corresponde.

–Eso no es todo, mira el bolsillo de tu funda– dijo apartándola un poco.

–¡Cuerdas nuevas! Gracias. Ya quiero probarlas– se emocionó, volviendo a abrazarla.

–No, gracias a ti por este momento. Me gusto mucho verte hacer lo que te apasiona– dijo Robin, apoyando su mentón en el hombro de Nami.

–No me des más las gracias, vas a hacer que me avergüence.

–Me encantaría verte así– dice dándole un pequeño beso en el cuello.

–Ah... me olvidaba toma es para ti– dice apartándola con nerviosismo, bajando su guitarra y sacando un libro de uno de los bolsillos de la funda.

–¿Cómo supiste que era el que quería?– pregunto sorprendida, tomándolo entre sus manos.

–Es que cuando salimos siempre paramos en una librería en especial, y te vi mirándolo, te brillaban los ojos.

–Es edición limitada, es una reliquia para mi. Gracias, voy a leerlo muy pronto– dijo, mientras observaba la portada.

–Mira la primera página– le sugiere, con una sonrisa pícara.

–"Para mi novia Robin con mucho cariño, espero que un día me dejes ver tu ropa interior."– leyó para sí misma.

–¿Quieres ser mi novia?– pregunto finalmente.

–Pervertida– dijo divertida. –Claro que sí– respondió, tomándola del mentón y dándole un intenso beso, esta vez, en sus labios pintados de rojo carmesí, aferrándose a su cuello, como si fuera lo único que la mantenía con vida.

¿Quieres ser mi novia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora